domingo, 16 de febrero de 2014

DE FREAKS A FRIKIS, DE BENDITOS A PATETICOS


Un conocido me tildaba el otro día de raro.
No entiendo, me decía, que pierdas el tiempo en contar historias que, ya se saben más o menos.
Le respondí, que por eso lo hacía, por esa parte de historias que se saben menos, y así alumbrarlas más. Me consuela pensar que somos muchos los que escribimos y tenemos un hueco para dejar lo contado por ahí, al albur de “curiosos consultantes”.
Un poco Friki, me pareces, repuso.
No¡¡ por Dios, le espete¡ Los protagonistas de la película que Tod Browning, dirigió en 1932 merecen mucho más respeto, que compararlos conmigo. Llámame si acaso, extraño, singular, excéntrico, el diccionario español es rico en palabras, ¡utilicemoslas! y dejemos en paz la memoria de esos pobres benditos, ya inmortalizados para siempre en el celuloide.
Su expresión le delató, no entendía lo de guardar respeto a la creación de Tod Browning. Era mi oportunidad, de contarle una de esas historias que se saben "menos para así, alumbrarlo más".

TOD BROWNING

Fue un director de cine americano, nacido en 1882 y fallecido en 1962. A los dieciséis años se enroló en una compañía  circence que paso por su pueblo. Después de estar un tiempo en ese circo, desembarcó en otros, donde realizo distintas funciones, principalmente presentando y actuando en los números que lo requerían. De tal suerte, consiguió que alguna productora lo contratara como actor en cortas interpretaciones.
 
         Poco a poco, fue haciendo carrera dentro del cine. La vida le sonreía y sus papeles ya eran importantes. Lamentablemente a los 34 años, tuvo un accidente conduciendo un vehiculo y a la muerte de uno de sus amigos (hecho que siempre le torturó), tuvo que sumar secuelas físicas, la perdida de parte de la dentadura, una cicatriz en la boca que disimulo en lo posible dejándose el bigote y una cojera para el resto de su vida. Decidió por tanto, puesto que como actor se le acabaron los días no dejar el cine, y emprender su carrera como realizador.

Fue en la Metro Goldwyn Mayer donde, inicio una extensa colaboración con el actor de los mil rostros, Lon Chaney, hasta su fallecimiento en 1930. De alguna forma la muerte de este actor de cine mudo, fue una premonición, al año siguiente, también moría ese cine de música de piano y rótulos, él sonido llegaba a la gran pantalla. Fue el final de muchos actores.

En 1931, Tod Browning pasa a la historia, por ser el primer director en hacer una película de Terror sonora, su título Drácula, su protagonista, Bela Lugosi, un actor húngaro, todavía desconocido en el mundo del celuloide, que luego marcaría una época en este tipo de cine.
Fue seguramente su gran realización, un film altamente rentable para la productora. Tod, siguió en su actividad de realizador hasta 1939, sumando una veintena de películas. Al poco tiempo, se retiró a su casa de Malibú hasta su muerte, sin haber vuelto nunca más a la filmación. Su última película la había dirigido 23 años antes. Enigmático, marginal y autodestructivo; Browning, es una de las figuras más atrayentes de la historia del cine.


1932 LA PARADA DE LOS MONSTRUOS

Al año siguiente de realizar Drácula, todavía exultante por este triunfo. La Metro, puso a Tod Browning al frente de una película, basada en “Spurs” -Espuelas-, de T. Robbins, un cuento publicado en 1923. La historia en sí misma, no dejaba de ser un relato simplista, sobre el amor, desamor, egoísmo, hipocresía y venganza. Sin embargo, esta realización hacía especial ilusión a quien iba a ser su director, ya que estaba ambientada en el mundo del Circo, tema que él conocía y le traía especiales recuerdos de su adolescencia y juventud. Los personajes, no serían convencionales, ¡nada de eso!, El encargo era hacer una película de terror y los auténticos protagonistas, iban a ser personas con taras físicas o mentales. Esa gente deforme que podían llevarse algo a la boca cada día, gracias a exponerse de circo en circo, gente, con la que Browning, había compartido muchas tardes de miseria y que dio en llamar Freaks, (frik´s) porque así se conocía en la jerga circense a estos “fenómenos”. En España se le dio el título de  "La Parada de los Monstruos", demostrando el "titulador" una "exquisita sensibilidad" ante los lisiados artistas. Bueno, la verdad, es que se pretendía atraer al público a una película de terror, Sería por eso. Sin embargo,  el calificativo de monstruo, es lo único terrorífico. 


El reto, era conseguir actores para interpretarlos y que parecieran reales. Por entonces los efectos especiales, sencillamente no existían y el maquillaje no llegaba, más que a pobres máscaras de papel-cola y mucho polvo de talco, así que la mejor opción era que los “monstruos” fueran reales. La productora se puso manos a la obra y consiguió, dicho con el mayor de los respetos, un “elenco de pobres desgraciados”, algunos de ellos, arrendados a buen precio, por el empresario del circo donde subsistían. Los mas representativos fueron;


 

 
Ángelo Rossitto enano de origen italiano. Era el único actor, propiamente dicho de todos los “fenómenos”. Intervino hasta avanzada edad en muchos otros films.



• Martha Morris y Frances O’Connor mujeres sin brazos que aprendieron a valerse por sí mismas con las piernas.



 
  • Prince Radian el “Torso Viviente”-, un negro de la Guyana Británica conocido como  “La Oruga Humana” o “El Gusano Humano
 

    • Daisy y Violet Hilton, genuinas hermanas siamesas, habían nacido en Inglaterra en 1908. Nacieron unidas por la cadera y compartían un mismo sistema circulatorio
    • Los  pequeños hermanos  alemanes  Harry y Daisy Earles

     
 
  • Pete Robinson el “Esqueleto Viviente”
  • Johnny Eck apodado “medio cuerpo”.  Nació sin extremidades inferiores. Se desplazaba con las manos.. Tenía dos minúsculos pies atróficos que por supuesto le eran inútiles.








Elvira Snow y Jenny Lee Snow, de nombres artísticos Pip y Flip, y Schlitzie eran microcefálicos, denominados en inglés “pinheads” -cabezas de alfiler-, personas afectadas por una enfermedad que les impedía el crecimiento del cráneo y les hacía ser retrasados mentales. El más conocido fue Schlitzie, que aunque era varón, lo vistieron de mujer. Por lo general su semblante era siempre sonriente. Su estatura era aproximadamente de 1,20 metros, contaba con un pequeño cerebro y un coeficiente intelectual similar al de un niño de tres años. Por eso, como hacen los niños, era normal verlo en la película o en las fotos, al lado de alguien, (actores o el propio Tod), buscando su protección.

LA REACCIÓN DEL ESPECTADOR


No hubo problemas de relación entre los miembros “normales y no tanto” del reparto, pero sí con los técnicos y empleados del estudio que se negaban a convivir con los freaks los cuales finalmente tuvieron que instalarse en unos apartamentos separados del resto de miembros del rodaje.
Como era de esperar, la cosa en taquilla no fue bien. Aunque productor y realizador, no pudieron o no quisieron verlo, e incluso completaron con distintos finales, y se cambió el afiche original, mostrando al payaso y la guapa trapecista, para intentar hacer un “regate visual” al potencial nuevo espectador, antes de entrar al cine. Pero ¡!ni con esas¡¡. la cinta no causaba terror, ni interés alguno,  solo, desazón, tristeza y repudio. A poca gente le apetecía ver, la anormalidad o subnormalidad humana, que por lo general siempre quedaba puertas adentro. Cada familia recluía en su hogar o en alguna institución a su “defectuoso descendiente”, porque se consideraba casi obsceno mostrarlos.
A nadie dejo indiferente e incluso ahora quizá siga siendo un film algo repulsivo para quienes lo vean por primera vez. Produce mareo tanta anormalidad, causa rechazo la exposición comercial de unos seres que sobreviven mostrando su miseria. Yo mismo, cuando la vi hace ahora veinte años más o menos, hubiera suscrito alguno de los comentarios que tras su estreno hicieron los críticos de la prensa más reputada de la época.
 


The Herald Tribune” dijo: “Mr. Browning siempre fue un experto en morbosidad patológica, pero tras ver Freaks, todas sus anteriores películas son cuentos de nanas”.
“The New York Times” escribió; “hay una dificultad que es respecto a si la película tendría que estrenarse en el Teatro Rialto, donde se dio ayer, o bien en el Centro Médico”.
“The Kansas City Star” anuncio; No hay excusa para esta película. Su producción ha requerido una mente débil, y su contemplación requiere un estómago fuerte. El motivo por el cual ha sido realizada es ganar dinero”. El motivo por el cual se fabricó el alcohol fue ganar dinero.
“The Washington Post” Al margen de todo cuanto pueda decirse de la última aportación a la creciente lista de dramas terroríficos, lo cierto es que no habíamos visto ninguno como éste. Osado en su concepción, repulsivo en buena parte de su contenido y a veces infinitamente patético, es una cuestión de gusto al que los amores frustrados, las ambiciones y las aspiraciones físicas de estos extraños seres impresionen al espectador como un entretenimiento válido o simplemente como una exhibición gratuita de espantosa aflicción
“Hollywood Herald” Aborrecible, obscena, grotesca y extravagante.
‘Atlanta Journal” Freaks’ trasciende la fascinación de lo horrible, dejando al espectador consternado.

Poco después, y tras una amplia movilización social, la exhibición del film fue prohibido en los Estados Unidos. En Gran Bretaña corrió igual suerte. La cinta supuso un fiasco económico con un total recaudado de apenas la mitad de lo invertido. El productor Louis B. Mayer, paró su distribución y la ocultó celosamente, como si fuera un experimento fallido o un motivo de vergüenza.
Su renacer, sería en los sesenta, cuando, avatares del destino la llevaron a Italia, para un pase especial, concretamente a la Mostra de Venecia, y hoy en día, se ha convertido en una película de culto que mantiene, como comentan con todo acierto en la Claqueta.es, un halo de extraña poesía y de enfermizo magnetismo

LA PATETICA UTILIZACION DEL TERMINO FREAKS

Hace poco, volví a ver Freaks. La película ya no me parece desagradable, al fin y al cabo, básicamente se compone de un grupo de "rarezas humanas", malos actores que intentar hacer creíble una historia que no se sostiene como relato, quizá si,  como documento. Pero dejando a un lado las deficiencias físicas o psíquicas, de los "fenómenos",  sus interpretaciones me resultan más cómicas que dramáticas. Les veo con nostalgia y aprobación y solo me embarga la pena hacia ellos, cuando se usa su nombre para nombrar a toda esa sarta de farsantes hechos al amparo de su notable falta de sentido del ridículo, que copan revistas, televisiones y videos por la red, de los que no dire nombres ni ejemplos para no caer en su juego de famoséo gratuito. Esos estrambóticos personajes, que por influencia inglesa denominamos frikis, y que en el colmo de la tontería tienen su Día anual del Orgullo,(¿Qué orgullo será?) me molestan, porque insultan la memoria de aquellos cándidos personajes de Tod Browning.

 Sí¡¡, no puedo dejar de sentir pena y rabia al mismo tiempo, cuando se les compara,(sé que por ignorancia) con tanto estrafalario, fantoches de la vestimenta, el gesto, la acción, la palabra, o lo que sea, que terminan contaminando la mente de quienes les observan desde el ocio y la falta de inquietudes. Esos imbéciles, a los que se entrega una fama absurda proporcional a su estupidez, seguirán siendo llamados frikis, pero que sepan que nada tienen que ver con aquellos deformados protagonistas de Freaks, cargados dentro de su “horror”, de una humanidad que los otros nunca podrán tener. Que sepan esos chalados, que podrán imitar y/o ridiculizar la cara de Schlitzie al sonreir, pero nunca conseguirán su inocencia y ternura. Al final, va a ser que Schlitzie, Elvira o Jenny, eran, desde su ingenuidad mucho más listos que todos ellos. Yo, afirmo que sí.

 
Julián Martínez Arribas. Componente del Internacional C.C. Andermatt
 

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