Edward
Fitzgerald Brenan, vivió una de esas vidas a las que muchos nos
apuntaríamos tomando la decisión en
menos tiempo que dura un solo castañeo de dedos. La aventura emprendida por este británico, no es que fuera más grande o mejor que la
vivida por otros personajes, pero esta, se
fraguó en España, país al que siempre respetó e inmortalizó en su literatura, hasta el punto
de ser reconocido como un gran Hispanista. Sea solo por eso, que merezca mi curiosidad,
mi reconocimiento y de paso mi envidia.
Si acaso, lo único que no quisiera es, que mi cadáver, corriera la misma suerte
que el suyo.
Gerald
Brenan, era
hijo de militar del imperio Británico, en los tiempos de la Reina Victoria
cuyos dominios, ya sabemos, se extendían a lo largo del globo terráqueo. Uno de
ellos, era Malta y allí andaba su padre destinado al servicio de la corona cuando
el 7 de abril de 1884 vino al mundo nuestro protagonista, justo el mismo día y
mismo mes que este que escribe. (Ese es mi único y pobre parecido con el
escritor). La itinerancia de la vida
militar de su progenitor le mantuvo
viviendo en distintos países hasta su juventud (Sudáfrica, Irlanda, India,
Inglaterra). Este coctel multicultural producto de los muchos sitios donde
había vivido, animó su alma inquieta. No
fue extraño por tanto, que abandonara los estudios y siguiera a los 18 años, “trashumando” por países como Francia, Italia,
o Yugoslavia. Ya se había gestado el viajero, con ganas de ver y contar, ese
alter ego, que no le abandonaría en toda su vida, pagando, por este deambular, un peaje, su
falta de estudios universitarios, circunstancia que marcaría su devenir.
Cuando en Julio de 1914 estalla
la Primera Guerra Mundial, Brenan tiene 20 años. Era obvio que su juventud,
espíritu aventurero y la imposición moral de un padre militar, de marcado
temperamento, eran motivos más que suficientes para que se alistase de
inmediato en el ejército Británico. Pronto vio que aquello no eran vacaciones,
siendo protagonista principal de los horrores de una contienda absurda, que se
llevó millones de vidas, entre barro,
trincheras, obuses, bayonetas y gas mostaza. Afortunadamente, sale vivo del
horror y se licencia con alguna medalla en la solapa y al parecer con el rango de capitán, pero sin ninguna intención
de continuar en la carrera militar, con enorme disgusto de su padre que lógicamente no veía con buenos ojos que
su hijo no siguiera su ejemplo y para más desdicha, se inclinaba hacia una vida
inconsistente. Digamos, que su relación, salvo contadas ocasiones, fue fría y
distante.
EL CIRCULO DE BLOOMSBURY
EL CIRCULO DE BLOOMSBURY
Por ese tiempo, principalmente del londinense barrio de Bloomsbury, surgieron una serie de jóvenes inquietos e ilustrados, tales como, los filósofo Bertrand Russell y Wittgenstein, el crítico Clive Bell, el economista Keynes, los escritores Lytton Strachey, Virginia Woolf, David Garnett o Roger Fry. Cabría incluir aquí a la pintora Dora Carrington, que aunque “técnicamente” no pertenezca al círculo, era un componente más, por su relación con tres de ellos, (enamorada de Lytton Strachey (homosexual), casada con Ralph Partridge y amante de Brenan, además de mantener alguna relación lésbica en el camino). Ante tal “desubicación personal”, no fue extraño que acabara con su vida de un tiro en el pecho en 1932. Igual suerte correría Virginia Woolf, probablemente el componente más famoso del Círculo, que en 1941, en uno de sus periodos depresivos, llenó de piedras los bolsillos del abrigo y se lanzó al rio Ouse, cercano a su domicilio.
VIRGINIA WOOLF |
Gerald Brenan llegó a formar parte de ellos, introducido por su amigo (Ralph Partridge) aunque el, nunca se consideró un miembro de pleno derecho, ya que desde su punto de vista, la guerra lo había embrutecido, al haber robado muchas horas a su formación, lo que hacía que su preparación no fuera ni por asomo la que debiera, auto conceptuándose intelectualmente, muy por debajo del resto del grupo. Así, buscando una mejor formación pero fuera de la encorsetada sociedad inglesa, decide apartarse a un sitio tranquilo teniendo como primer objetivo la lectura de cuanta literatura pudiera ayudarle en la erudición pretendida.
IMITANDO A SUS PREDECEDORES
Por tanto, ni corto ni perezoso, agarró su mochila, camino de España. El motivo de elegir la península, no era otro que visitar y buscar la tranquilidad en ese país, del que habián escrito, primero Lord Byron, sobre todo en su Don Juan 1818, luego el americano Washintong Irving, (Vida y viajes de Colón 1828 o Cuentos de la Alhambra 1832) y pocos años después otros británicos, George Borrow (The Bible in Spain 1843) y Richard Ford (Handbook for Travellers in Spain and Readers at Home 1846), estos últimos, dos personajes un tanto excéntricos y curiosos que por distintas circunstancias vivieron un tiempo en España y aprovecharon para visitarla a lomos de mula y caballo y escribir no sin cierta truculencia, de cuanto en ella vieron, obteniendo notable éxito entre la sociedad anglosajona. Cabría hacer un inciso y reconocer que también a los franceses en esos mismos años, les dio por escribir sobre este país. Alejandro Dumas, nos visita, editando posteriormente un libro de viajes, con el título, de Paris a Cádiz y Prosper Merimée, regala a la literatura universal su obra Carmen, llevada al cine en distintas versiones e inmortalizada más aún por su paisano Georges Bizet en la Opera del mismo título.
EL TOUROPERADOR DE LA ALPUJARRA “GRANAINA”
Gerald reconoció haber oído y leído sobre España antes de venir, incluso a su abuela, que nos había visitado tiempo atrás y que tenía unas fotos, de la Alhambra que siempre fascinaron al aventurero en ciernes. Pero la curiosidad no fue el único motivo que le acercó por estas tierras, hubo también otros, algo más prosaicos, como el clima y el menor costo de la vida, en relación a la inglesa.
Las cosas no han cambiado mucho, actualmente los “guiris”, siguen viniendo por lo mismo, ósea, por gente como Byron, Ford, Borrow, Irving o Brenan, pero sobre todo, por el sol, la comida y los aceptables precios, así que nuestro protagonista, fue uno de los pioneros en esto de entender el turismo patrio, ese valor que lleva tiempo siendo el verdadero motor económico de esta España desindustrializada, sin más recursos que el “tinto de verano” y su sucedáneo más caro, “La Sangría”, aderezada por la charanga y pandereta que ya predijo Machado
.
Justo es reconocer que la inquietud de Brenan por España plasmada en sus libros, trajo otros visitantes ilustres como los famosos hispanistas Raymond Carr, Hugh Thomas, Ian Gibson o Paul Preston y un encantador personaje, Christ Stewart que imbuido consciente o inconscientemente por el espíritu de Brenan, se fue a vivir allá, -donde todo empezó -en la Alpujarra Granadina, esa comarca situada en la falda sur de Sierra Nevada, escribiendo de paso, tres significativos libros sobre el lugar (“Entre limones”, “Los Almendros en Flor” y "El loro en el limonero").
En ellos, cuenta desde una fina ironía las tribulaciones diarias para hacer productiva la finca El Valero, un trozo de tierra que compró con sus últimos ahorros. La fortuna para Christ, no parece al final, haber estado en la producción “agropecuaria”, si no en el paisaje del que ha disfrutado, en el modo de vida escogido y en saber contarlo. Sus narraciones han sido todo un éxito editorial. Stewart, dice que no es escritor, solo cuenta cosas. Yo os aseguro que sabe contarlas.
Nadie es escritor, hasta que empieza a escribir, le respondo. Por tanto, el, ya lo es y su lectura, muy aconsejable.
SUS PRIM.EROS AÑOS EN ESPAÑA. YEGEN Y CHURRIANA
Decía que, Gerald Brenan se embarca hacia España en septiembre de 1919, llegando el día 28 a la Coruña. Desde allí, visita ciudades emblemáticas, como Lugo, Astorga, Ávila, Madrid, Toledo, Aranjuez y Granada. Y es en esta última provincia donde el 13 de enero de 1920 fija su residencia, alquilando una casa en Yegen, pequeña población de La Alpujarra, donde se dedica a desgranar con envidiable disciplina libro tras libro de los muchos que le fueron enviados desde Inglaterra, intermediando las lecturas con largos paseos por la zona. No sabía el, que más de la mitad de su vida la pasaría, bajo el sol de Andalucía. Tres años pasó, en la primera de sus estancias en el Yegen, y allí recibió la visita de los más allegados conocidos del Círculo de Bloomsbury que sufrieron en primera persona las dificultades orográficas de aquel entonces para llegar a las poblaciones de la zona.
CASA EN CHURRIANA |
Marcha al año otra vez a Inglaterra y retorna a España bien entrado 1932, acompañado de Gamel Woolsey, su reciente esposa, una mujer educada y culta, proyecto de escritora por entonces, que no llegó a mucho más, que publicar dos libros, pero con la que nuestro protagonista, pudo llenar muchos espacios de largas conversaciones y compartir una afición común, los viajes y el sol español.
En 1934 deja definitivamente Yegen, para instalarse en Málaga, concretamente en Churriana, donde compró una casa, pero allí, le sorprende la Guerra Civil, tomando otra vez el camino de vuelta a Gran Bretaña en 1936.
QUINCE AÑOS EN ALDBOURNE
Ya en
Inglaterra, Brenan y su esposa Gamel se instalan en Aldbourne, una recoleta y
vetusta localidad inglesa situada a varios kilómetros al oeste de Londres.
Cuando las hemerotecas hablan de Aldbourne, lo hacen destacando su paisaje, sus
edificios medievales, y sus ocasionales apariciones como escenario de películas.
Curiosamente, poco o nada dicen, de que en esta localidad, se forjaría el
Hispanista Gerald Brenan, un escritor, que quizá entiendan no les pertenece.
¡Peor para ellos¡.
Antes
de su llegada, a esta localidad, Brenan, ya había editado una novela menor, Jack
Robinson, pero es en la tranquilidad de la campiña británica, cuando escribe el libro
que le marcaría como un estudioso de nuestra patria. Así, en 1943, edita El
laberinto español, una obra que al día de hoy, sigue siendo de obligada consulta para conocer las causas que pudieron provocar la guerra Civil Española
y cuya lectura estuvo prohibida algún tiempo en España.
En 1950, sale a la luz, otra publicación, La faz de España, fruto de un recorrido por distintas localidades españolas, atreviéndose incluso a escribir en uno de sus capítulos sobre Lorca y las distintas averiguaciones que hizo acerca de su ejecución y el sitio donde pudiera estar enterrado.
En todo caso, nunca se significó en exceso en contra del régimen, no sé si por convencimiento o conveniencia. Tal forma de proceder, hizo, que no se le cerraran las puertas de nuestra patria.
En 1951 sale al publico su Historia de la literatura Española, fruto de un concienzudo y personal estudio, realizado primero en España y posteriormente en Inglaterra, sobre las letras hispanas.
En 1950, sale a la luz, otra publicación, La faz de España, fruto de un recorrido por distintas localidades españolas, atreviéndose incluso a escribir en uno de sus capítulos sobre Lorca y las distintas averiguaciones que hizo acerca de su ejecución y el sitio donde pudiera estar enterrado.
En todo caso, nunca se significó en exceso en contra del régimen, no sé si por convencimiento o conveniencia. Tal forma de proceder, hizo, que no se le cerraran las puertas de nuestra patria.
En 1951 sale al publico su Historia de la literatura Española, fruto de un concienzudo y personal estudio, realizado primero en España y posteriormente en Inglaterra, sobre las letras hispanas.
DE CHURRIANA A ALHAURIN EL GRANDE
En 1953 regresa definitivamente a
España, instalándose en su casa de Churriana. Se dedica a recibir amistades,
del calibre de Bertrand Russell o Ernest Hemingway, ni más ni menos que dos
premios nobel y a escribir algún que otro artículo o ensayo para prensa dispar.
De paso, iba fraguando con los recuerdos de Yegen, su archiconocido libro, Al
Sur de Granada, una obra, que
marcaría un antes y un después en la fama del escritor. De alguna forma, Brenan, no
solo reverdeció todo aquello que el accitano Pedro Antonio de Alarcón, había
contado en su libro de viajes “La
Alpujarra”, él fue más allá, y puso esa zona de Sierra Nevada, en el “mapa del
mundo”.
Posteriormente
publicaría, Unas vacaciones en el mar
(1961), Una vida propia (1962), El faro siempre dice que sí (1966),
con suerte dispar en su recibimiento por público y crítica.
El 18 de enero de 1968 muere su esposa Gamel Woolsey. Gerald Brenan, pasa dos años más en su casa de Churriana, pero esta le trae demasiados recuerdos de tiempos mejores, aparte de ser excesivamente costoso su mantenimiento y de utilidad limitada para una persona que ya contaba 76 años, y pocos ingresos. Decide por tanto mudarse no muy lejos de allí. Es en Alhaurín el Grande, (Málaga), donde fija su nueva residencia junto a su sobrina, Lynda Nicholson, a la postre traductora y escritora, encantada de atender al familiar y aprender del escritor.
El 18 de enero de 1968 muere su esposa Gamel Woolsey. Gerald Brenan, pasa dos años más en su casa de Churriana, pero esta le trae demasiados recuerdos de tiempos mejores, aparte de ser excesivamente costoso su mantenimiento y de utilidad limitada para una persona que ya contaba 76 años, y pocos ingresos. Decide por tanto mudarse no muy lejos de allí. Es en Alhaurín el Grande, (Málaga), donde fija su nueva residencia junto a su sobrina, Lynda Nicholson, a la postre traductora y escritora, encantada de atender al familiar y aprender del escritor.
Allí siguio con su producción literaria;
San Juan de la Cruz-Vida y Poesía 1971
Pensamientos en una estación seca 1972
Memoria Personal 1976
Momentos magnéticos 1977
Agradezco
los premios que me otorgan, pero disculpen que no acuda. Estoy demasiado mayor
para estos actos. Entenderán que mientras Uds., me agasajan, yo solo estare
pensando en que acaben para poder ir al baño urgentemente.
Pero el
reconocimiento al escritor, no se limitó solo, a actos de agradecimiento a su
legado cultural y su figura de hispanista. Gerald, se ha quedado en la memoria
de España, poniendo su nombre a calles, colegios y premios de literatura. Y en
la faceta de lo anecdótico, se elevó a la altura de andaluz, por no
decir de torero, cuando un
granadino de pro, Carlos Cano, tuvo a bien componer un pasodoble, a quien
llamó EL TROVERO ALPUJARREÑO.
(A Don Geraldo Brenan que echó
a los aires del mundo un águila llamada Alpujarra.)
a los aires del mundo un águila llamada Alpujarra.)
Le voy a dedicar con todo mi corazón
un pasodoble a Gerald Brenan.
Pasodoble de sol de clavel reventón
como si un torero fuera.
Y que nadie me hable de Londón
ni leches de britis ni cambríg.
Yegen, Alpujarra, Andalucía, Granada
un pasodoble a Gerald Brenan.
Pasodoble de sol de clavel reventón
como si un torero fuera.
Y que nadie me hable de Londón
ni leches de britis ni cambríg.
Yegen, Alpujarra, Andalucía, Granada
-su alegría-
y rosas de Alhaurín.
Y decirle bajico, mu bajico limón,
azulina y yerbagüena.
Y la casa encalá y el vino de Albondón
y una sillica en la puerta.
¡Ay! Alpujarra, Alpujarra.
Qué grandes son las estrellas más grandes los corazones
y rosas de Alhaurín.
Y decirle bajico, mu bajico limón,
azulina y yerbagüena.
Y la casa encalá y el vino de Albondón
y una sillica en la puerta.
¡Ay! Alpujarra, Alpujarra.
Qué grandes son las estrellas más grandes los corazones
Olé y viva Gerald Brenan.
………………………………………………………
RESIDENCIA DE LA TERCERA EDAD. VIAJE DE IDA Y VUELTA
En
1984 Lynda Nicholson ya no se ve capacitada para cuidar de quien era ya un
anciano de 90 años. Desconozco, si Lynda actuó sin hacer a nadie participe de
sus intenciones o si fue la burocracia española quien anduvo lerda en su
proceder o directamente le negó hospedaje a nuestro “insigne extranjero”, el
caso es que Gerald Brenan, parte desde su casa de Alhaurin el Grande hasta una
Residencia de la tercera edad en Londres, donde es internado, desde su propia
resignación. Afortunadamente, vino a verle la providencia, como tantas otras
veces en su vida y volvió en pocos meses, casi en olor de multitudes. Así nos
lo conto en 2003, Javier Torres Vela
quien por entonces era el Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía.
Mi intervención en el regreso de Brenan comienza una mañana de verano de 1984 cuando Don Mateo Revilla, mi viceconsejero, me comenta que el corresponsal de EL PAÍS en Granada, Eduardo Castro, le ha llamado para decirle que ha sabido, por unos amigos ingleses de Brenan, que el hispanista estaba ingresado en una residencia de ancianos en Londres, donde se quejaba continuamente de su situación manifestando que lo único que deseaba era huir del perpetuo cielo nublado y regresar a su casa de Alhaurín del Grande.
Todos los que íbamos sabiendo esta situación de abandono de Brenan coincidíamos
en que los jóvenes y democráticos poderes públicos de Andalucía debíamos reaccionar,
pues nuestra deuda con “Don Geraldo” era inmensa. No en balde, Al sur de
Granada y El laberinto español son, entre otros, libros esenciales para conocer
la historia de Andalucía en el siglo XX. Lógicamente, la forma de actuar no
podía ser otra más que la de respetar al máximo su voluntad y la de su familia.
Para conocer de viva voz su voluntad, nos trasladamos a Londres el alcalde de
Alhaurín, Francisco Jiménez Díaz; su concejal de Cultura, Cristóbal González;
el periodista Eduardo Castro, Lars Pranger (marido de Lynda, la
"sobrina" de Brenan) y yo mismo.
En Londres tuvimos una agradable conversación en la que me confirmó hasta tres veces su deseo de volver a su casa de Alhaurín el Grande "mejor mañana que dentro de una semana". Manifesté la voluntad de la Junta de Andalucía de contribuir a hacer posible su regreso. La familia puso a nuestra disposición la casa de Alhaurín a condición de que la Junta de Andalucía asumiera la responsabilidad de sus cuidados. Con esta decisión tomada, Eduardo Castro, Lars Pranger y yo regresamos a Andalucía. El alcalde y el concejal de Alhaurín permanecieron en Londres para subsanar algunos trámites necesarios para su regreso y acompañar a Brenan en su retorno, que se produjo unos días después. El Gobierno andaluz asumió su compromiso de garantizar un mínimo de comodidad a la estancia de Brenan, para lo que creó una fundación con el fin de que estuviera perfectamente asistido hasta el final de sus días y a la que el hispanista aportó sus libros, cartas y enseres como fondos.
Quisiera, eso sí, volver a agradecer al embajador de España en Londres, José Joaquín Puig de la Bellacasa; al Ayuntamiento de Alhaurín, y a la propia familia las facilidades que me ofrecieron para poder llevar a cabo la indudable voluntad del Hispanista de volver a Andalucia.
JAVIER TORRES VELA
En Londres tuvimos una agradable conversación en la que me confirmó hasta tres veces su deseo de volver a su casa de Alhaurín el Grande "mejor mañana que dentro de una semana". Manifesté la voluntad de la Junta de Andalucía de contribuir a hacer posible su regreso. La familia puso a nuestra disposición la casa de Alhaurín a condición de que la Junta de Andalucía asumiera la responsabilidad de sus cuidados. Con esta decisión tomada, Eduardo Castro, Lars Pranger y yo regresamos a Andalucía. El alcalde y el concejal de Alhaurín permanecieron en Londres para subsanar algunos trámites necesarios para su regreso y acompañar a Brenan en su retorno, que se produjo unos días después. El Gobierno andaluz asumió su compromiso de garantizar un mínimo de comodidad a la estancia de Brenan, para lo que creó una fundación con el fin de que estuviera perfectamente asistido hasta el final de sus días y a la que el hispanista aportó sus libros, cartas y enseres como fondos.
Quisiera, eso sí, volver a agradecer al embajador de España en Londres, José Joaquín Puig de la Bellacasa; al Ayuntamiento de Alhaurín, y a la propia familia las facilidades que me ofrecieron para poder llevar a cabo la indudable voluntad del Hispanista de volver a Andalucia.
JAVIER TORRES VELA
Es verdad
que se reaccionó rápido, pero reconozcamos que fue lamentable que tuviera que
ser traído de vuelta después de un viaje que él nunca deseo, cuando tanto había
dado a España y sobre todo a Andalucía. ¿A cuento de que, extranjeros, sobre
todo británicos, residentes actuales en la Alpujarra, hubieran conocido y se
hubieran ido a vivir allí, si no se las hubiera descubierto su paisano Brenan?.
El
19 de
enero de 1987, el
Hispanista, fallece en Alhaurin el
Grande. Habían pasado justo 68 años y 6 días, desde que aquel joven idealista
apareciera por España. Al fin, podría descansar en paz, en la tierra que lo
adoptó y a la que tanto quiso.
¿Descansar
en paz?. Quizá su espíritu, pero su cuerpo ¡sería otro cantar!
Gerald
Brenan, siempre anduvo justo de dinero. Sus ingresos periódicos siempre fueron
limitados, sus libros, no le dieron más que para vivir sin excesivas alharacas
y las herencias de familiares y esposa, se habían ido en gastos de viajes,
compras de casas y arreglos. Digamos que lo del ahorro, no parecía ir con él. En
fin, siempre vivió con estrecheces económicas, Recordemos que al final de sus
días, su única propiedad era la vivienda en Alhaurin el Grande, y que él, vivía
atendido por la Junta de Andalucía con pocos o ningún ingreso. Asi, por algo tan prosaíco como no cargar a nadie con el gasto de su entierro, (algún bobo por ahí, dice que por tacañería), decidió donar su cuerpo a la ciencia. El despropósito o la incompetencia de la administración local o regional andaluza, cometía una errata más, con la que "adornar" la biografía de Gerald Brenan. ¿Qué pintaba el cuerpo de un insigne personaje, aparte de nonagenario camino de una la mesa de disecciones?.
El catedrático de anatomía de dicha facultad. Doctor Jose María Smth Agreda, atendió al escritor cuando acudió a firmar los documentos de su donación. No parece que pusiera demasiado empeño en disuadirle o que informara a alguien más allá del edificio hospitalario de la intención del anciano Brenan, de forma que le hubieran intentado hacer razonar. Quizá, el poco eco de la decisión del británico, evitó que llegara nadie a decirle: Sr Brenan, Utd., es una figura relevante de la literatura, y resultara insultante y vergonzoso para España, ver como le hacen cachitos en la Facultad, yo le pago el digno entierro que su persona merece. Pero no¡¡ el Sr. Smith, no fue excesivamente escrupuloso, consintió la firma de los documentos, y en un ataque de celo profesional, fue además, quien una vez fallecido el escritor, hizo las debidas intervenciones sobre el cuerpo para su perfecta conservación, dejándolo en una especie de piscina llena de un compuesto liquido de glicerina, formol y agua, a la espera de su utilidad, como si el "agotado personaje" no hubiera dado suficiente pago.
Monolito en Alhaurin el Grande, Recordando a Brenan |
El catedrático de anatomía de dicha facultad. Doctor Jose María Smth Agreda, atendió al escritor cuando acudió a firmar los documentos de su donación. No parece que pusiera demasiado empeño en disuadirle o que informara a alguien más allá del edificio hospitalario de la intención del anciano Brenan, de forma que le hubieran intentado hacer razonar. Quizá, el poco eco de la decisión del británico, evitó que llegara nadie a decirle: Sr Brenan, Utd., es una figura relevante de la literatura, y resultara insultante y vergonzoso para España, ver como le hacen cachitos en la Facultad, yo le pago el digno entierro que su persona merece. Pero no¡¡ el Sr. Smith, no fue excesivamente escrupuloso, consintió la firma de los documentos, y en un ataque de celo profesional, fue además, quien una vez fallecido el escritor, hizo las debidas intervenciones sobre el cuerpo para su perfecta conservación, dejándolo en una especie de piscina llena de un compuesto liquido de glicerina, formol y agua, a la espera de su utilidad, como si el "agotado personaje" no hubiera dado suficiente pago.
Quizá movido, por ese sentimiento de
pseudoculpabilidad, porque ni el, ni
otros estamentos hicieran lo suficiente, para convencer a Brenan, de lo poco
apropiado de poner su cuerpo a
disposición de la ciencia, el Dtor Smith, nunca hizo uso de ese legado. Así se
lo contó a Alfredo Amestoy, amigo personal del escritor:
«Dejé
pasar el tiempo a la espera de que se olvidara, en todos los ámbitos, incluida
la Facultad de Medicina, que disponíamos del cadáver de Gerald Brenan. Pero no fue así y confieso que la expectación porque
llegara el día de tener su cuerpo en la mesa de disección desaconsejaba esa
experiencia. No era ni docente ni
decente»
Y vaya¡¡ que si dejo pasar el tiempo¡¡, ni más ni
menos que 14 años. Eso si!! no pudo evitar la tentación de hacer una mascara de la cara del cadáver, para luego pasar a metal, y exibirla en la Facultad. Pienso que haber hecho un busto, de su "tiempo de vivo" hubiera sido de mejor gusto. Aunque claro, esa cara estuvo allí,flotando tanto tiempo, que les costaría desprenderse completamente de ella. Digo yo.
El 20 de enero de 2001, su cuerpo fue incinerado, sin haber sido utilizado para la ciencia y sus cenizas depositadas en el Cementerio Ingles San Jorge de Málaga junto a los restos de Gamel. Para remate, el hueco donde se ubico, fue un trozo de tierra sin identificación alguna durante casi un año. Esta vez, la DIputación de educación de Málaga, acudió al rescate, ante la omisión de la “Fundación Gerald Brenan” y ya el 20 de enero de 2002, al año de su incineración, se coloco una lapida, con su nombre al fin, donde poder poner unas flores en su recuerdo.
El 20 de enero de 2001, su cuerpo fue incinerado, sin haber sido utilizado para la ciencia y sus cenizas depositadas en el Cementerio Ingles San Jorge de Málaga junto a los restos de Gamel. Para remate, el hueco donde se ubico, fue un trozo de tierra sin identificación alguna durante casi un año. Esta vez, la DIputación de educación de Málaga, acudió al rescate, ante la omisión de la “Fundación Gerald Brenan” y ya el 20 de enero de 2002, al año de su incineración, se coloco una lapida, con su nombre al fin, donde poder poner unas flores en su recuerdo.
AL
SUR DE GRANADA . YEGEN – JULIANA – ELENA
El ayuntamiento de Alpujarra de la
Sierra, es una asociación de municipios, El Golco, Montenegro, Yegen y Mecina
Bombarón, en este último pueblo se ubica la alcaldía.
Visitamos Yegen, que hoy, casi un
siglo después, con las diferencias
propias del avance del tiempo ( ya tiene luz, agua y calles cementadas), sigue
siendo el mismo pueblo, de pobre estética y sobrio aspecto, que intenta
disimular con flores en algunos de los balcones. Sus tejados planos y casas
cubicas de paredes encaladas, han cambiado muy poco y por tanto retienen en su
argamasa el mismo espíritu que nos describió Brenan, al que han dedicado,
alguna que otra placa y marcado un sendero con su nombre, para que el
visitante, pueda ver, el recorrido que habitualmente seguía en sus paseos.
CARTEL QUE INDICA EL SENDERO QUE BRENAN RECORRIA CON ASIDUIDAD, AL LADO DE LA FUENTE DE LOS 3 CAÑOS |
Algunos
lugareños hablan bien de D. Geraldo, otros no tanto, producto más de la
ignorancia que de la verdad. No hacen justicia a lo mucho que el hispanista les
ha dado. La casa donde vivió, conocida
en otro tiempo, como “La casa del inglés”, sigue prácticamente intacta al menos en su
parte externa,(salvo cal y puerta nueva) y en la antigua pensión,
donde pasó algún tiempo, el ayuntamiento ha dedicado un espacio a su recuerdo.
Desde
sus ventanas, igual que desde las ventanas altas de la casa que fue su hogar,
se puede observar la inmensidad de las Sierras de Gador y de La
Contraviesa, tapando el mar, que aun así, los días claros, se vislumbra en el horizonte.
FACHADA DE LA CASA DEL INGLES |
PATIO DE LA CASA EN YEGEN |
Contraviesa, tapando el mar, que aun así, los días claros, se vislumbra en el horizonte.
Estas vistas, subyugaron al recién llegado, a pesar de los
inconvenientes de una aldea, que el describió como un desordenado amasijo de
cubos de distintos tamaños, que se extendían colina abajo en una brusca
sucesión de planos. Una aldea berberisca, parada en el tiempo. Sin luz, sin
agua, donde moscas, pulgas y mosquitos, vivían plácidamente criándose en las
charcas y nutriéndose en las cuadras donde dormían las bestias de carga
necesarias para el transporte de personas o enseres por la sierra.
LA MISMA FUENTE, DONDE HOY EN DIA HAN PUESTO EL CARTEL QUE INDICA EL SENDERO DE BRENAN |
Para
los vecinos de Yegen, paso a ser Don Geraldo, y lo acogieron como el
extraordinario vecino que llevó una nota de color y modernidad a esa humilde
aldea perdida en la montaña.
JULIANA en primer término. |
Difícilmente, aquello podía llegar a algo más, sobre todo teniendo en cuenta la diferencia cultural de ambos y que al parecer Juliana, una vez despertada por Gerald a los placeres de la “carne”, (en una noche, donde fingiendo estar dormida “se dejó hacer”), supo de su poder de atracción hacia los jóvenes y tuvo inclinación al devaneo, circunstancia que este comprobó a ciencia cierta cuando en su ausencia tras un viaje de dos meses, por el norte de África, ella encontró en un amigo de ambos, el consuelo a sus noches solitarias.
Si Gerald tuvo en algún momento la intención de llegar a algo más
serio con Juliana, este hecho hizo que nunca más se volviera a cuestionar tal posibilidad. Si
bien es cierto, que Brenan, mientras estuvo en su viaje por el Magreb, no fue
ejemplo de celibato, pero por entonces, eso, solo lo sabía su conciencia.
En
su debe, cabe decir que el escritor, nunca debió mantener relaciones
carnales con una menor, y mucho menos dejarla embarazada, como así pasó. No importa
si fue cierto que esta le insistió a menudo en tener un hijo, quizá asesorada
por su propia familia, que de esta forma creían velar por su futuro. Pero, era
pedir demasiado que hubieran actuado con “seso”, cuando el sexo era un gran
divertimento en dos jóvenes desbocados por el instinto. El caso es que, tal
como reza una placa en Yegen, -Juliana
fue la sal en la vida de Gerald-. Se me ocurre pensar, que si ella fue la
sal, sería justo reconocer que él, debió ser la hiel para Juliana, aunque este
nunca le prometiera más de lo que tenían.
DE
JULIANA A GAMEL
Brenan,
retorna a Inglaterra, a mediados de 1930,
solo un año después de haber regresado a la Alpujarra, y lo hace, siendo
conocedor del estado de buena esperanza de su amante Yegenera. Lo hace al
parecer, para arreglar algunos papeles sobre la herencia de su tía abuela,
hermana de su padre y de paso, supongo, evitaba el compromiso de tener que ir más
allá en su relación con Juliana, una vez que las evidencias aparecieran en el
vientre de ella. A los pocos meses, tales evidencias se convirtieron en una
niña, que fue bautizada con el nombre de Elena.
Gerald
Brenan, retorna a España, dos años después. Y lo hace, acompañado de Gamel
Woolsey, su reciente esposa, cuyo rostro era el espejo de su alma rondando siempre la resignación y la tristeza. Se caso estando enamorada de otro hombre. En todo caso, su relación se limitó a la conveniencia de la buena compañía y Brenan nunca escondió que
hacia ella no hubo la atracción emocional que llegó a sentir por Dora
Carrington, ni la atracción física, que tuvo hacia Juliana Martín, pero en esencia, fueron un buen matrimonio. En esa
atípica luna de miel, Gamel se encandila también de nuestro país, por lo tanto,
compran una casa en la localidad malagueña de Churriana, con el
propósito de hacerla su vivienda permanente.
DE
ELENA A MIRANDA HELEN
Lamentablemente,
los arreglos que debieron hacer en la vivienda de Churriana y el comienzo de la
Guerra Civil, no les permite vivir demasiado tiempo en ella, por lo tanto, la
dejan al cuidado del matrimonio que tenían a su servicio y emprenden la vuelta
a Londres en septiembre de 1936.
Con ellos, partía su hija Elena, llevando el
consentimiento de Juliana. Pensó que si ella, ya no podía ser la esposa de “Don
Geraldo”, ¿Por qué privar a su hija de la oportunidad de una vida más culta y
holgada con su padre? Así describe Brenan sus impresiones de aquel momento,
cuando recupera a su hija, a la que
luego nombró Miranda Helen: “Era una
extraña criaturita, muy retrasada para su edad, debido a como la habían criado
y todavía demasiado tímida para hablar con nosotros (Gerald y Gamel), pero de
alguna manera, se daba cuenta de que se abría ante ella, un futuro mejor y
estaba contenta de separarse de su madre, que se ocupaba muy poco de ella.
Quien fue mi antigua amante. (Juliana) también se alegraba de dejarla porque
estaba a punto de casarse.
BRENAN-GAMEL Y ELENA |
Así
fue, Juliana, casaría posteriormente, y como las desgracias de los pobres
parecen no tener fin, enviudaría pocos años después al morir su marido en la
Guerra Española. Aun así no se rindió. Casó nuevamente, llegó a tener cuatro
hijos y en su vejez, perdió la visión. Dicen, que toda su vida, añoró a aquella
niña, de la que nunca más supo, pues esa fue la condición impuesta por Gerald.
Quizá ella tampoco hizo demasiado por verla, desde los avatares de su propia
vida, y desde el miedo de que su hija pudiera demandarle “algún que otro porque”.
Ciega
en Granada, es un libro, de Antonio Ramos Espejo, aunque sesgado, ya que
principalmente se confecciona desde opiniones sobre el hispanista, de lugareños
no afines a su figura, y de la propia familia de la criada “granaina”, es en su
esencia, un buen trabajo de información, sobre la desconocida Juliana Martín
Pelegrina y su tiempo. Disiento no obstante, en la comparación que hace de
Brenan, igualando su proceder al de muchos señores, que tomaban a su servicio
en sus grandes posesiones y Haciendas a jóvenes criadas, a las que desde su
puesto de “autoridad y fuente de pan” utilizaban sexualmente y si dejaban
preñadas las mandaban a sus casas o las hacían abortar bajo miserables
condiciones de insalubridad.
No considero a Gerald, ningún cacique, en todo caso, un hombre joven que se dejó llevar por la testosterona y después, aceptó su responsabilidad. Si hay que poner un pero, digamos, que se mostró extremadamente firme, en eso de ocultar la hija a la madre y viceversa.
No considero a Gerald, ningún cacique, en todo caso, un hombre joven que se dejó llevar por la testosterona y después, aceptó su responsabilidad. Si hay que poner un pero, digamos, que se mostró extremadamente firme, en eso de ocultar la hija a la madre y viceversa.
Muestra
evidente de ello es, que en su libro Al Sur
de granada, publicado en 1957, ignora por completo, este crucial episodio
de su vida en Yegen. No pasa ni siquiera de puntillas, En esta fecha, su hija,
contaba dieciséis años y hubiera hecho demasiadas preguntas de haber leído el
libro.
Es solo, muchos años después, en 1975 en otro de sus libros autobiográficos, Memoria Personal, cuando Gerald, escribe sobre esa relación.
Por entonces, Miranda Helen, que había contraído matrimonio veinticinco años atrás, vivía en Paris, delicada de salud, tanto que murió tres años después de la edición de este libro. Es de suponer que si ella leyó, la confesión de su padre, dudo mucho que tuviera fuerzas para ir a buscar a una mujer, a la que no podía sentir como madre, sin no mas bien como una extraña, hasta en el idioma.
Fernando Colomo llevo al cine, en 2002 la estancia de Brenan en Yegen. La película, lleva por título -Al sur de Granada-, igual que el famoso libro del escritor. En una licencia, de las muchas que concede el Director al guión, ya al final de la historia, la casualidad quiere que Juliana, vea por fin a su hija adolescente, mientras pasea por Granada.
Así, deben ser las películas, con finales cargados de esperanza.
Es solo, muchos años después, en 1975 en otro de sus libros autobiográficos, Memoria Personal, cuando Gerald, escribe sobre esa relación.
Por entonces, Miranda Helen, que había contraído matrimonio veinticinco años atrás, vivía en Paris, delicada de salud, tanto que murió tres años después de la edición de este libro. Es de suponer que si ella leyó, la confesión de su padre, dudo mucho que tuviera fuerzas para ir a buscar a una mujer, a la que no podía sentir como madre, sin no mas bien como una extraña, hasta en el idioma.
Fernando Colomo llevo al cine, en 2002 la estancia de Brenan en Yegen. La película, lleva por título -Al sur de Granada-, igual que el famoso libro del escritor. En una licencia, de las muchas que concede el Director al guión, ya al final de la historia, la casualidad quiere que Juliana, vea por fin a su hija adolescente, mientras pasea por Granada.
Así, deben ser las películas, con finales cargados de esperanza.
Lamentablemente la vida, es otra cosa. ¿Quién me dice que
no?.
El día, en
que los restos del escritor fueron depositados en el Cementerio Inglés de Málaga,
estaba presente su nieto Stephane Corre, hijo de Miranda Helen y por tanto
nieto también de Juliana. Stephane, fue en ese acto un símbolo. La sangre
británica mezclada con la sangre de la Alpujarra, ese lugar, que ira por siempre unido a la memoria de Gerald Brenan
JULIAN MARTINEZ ARRIBAS
COMPONENTE DEL INTERNACIONAL C.C. ANDERMATT
Señor Julian , le felicito por su buen trabajo, desde muy joven me apasionó su història y de todos los comentarios - documentos , es el que mas me ha gustado,
ResponderEliminarSeñor Julian , le felicito por su buen trabajo, desde muy joven me apasionó su història y de todos los comentarios - documentos , es el que mas me ha gustado,
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