jueves, 18 de diciembre de 2014

LOS RENCORES MATAN MAS, EN TIEMPOS DE GUERRA

CAIDA EN DESGRACIA DE LOS "ARRIBAS" Parte 1ª 
                                            CONTEXTO HISTORICO
 
Los pobres, parecen tontos, siempre están en medio de todas las desgracias”.

 
Eso decía, con  socarronería mi admirado y controvertido Francisco Umbral, en uno de sus artículos periodísticos refiriéndose a esa “especial atracción” que tienen los desfavorecidos a quienes les caen encima todos los desastres sean estos naturales o no.
Cierta razón derrama su sarcástica frase y me trae el recuerdo de otros pobres desfavorecidos, mi familia materna y en especial el de mi abuelo Vicente, que estaba por medio de una de esas tormentas de desgracias.
Encarcelado en 1939 al término de la guerra civil, y fallecido con 33 años en diciembre de 1942 entre las frías paredes de una prisión improvisada, infestada de insectos y humedad, desnutrido, golpeado y resignado a su mala estrella, sin más defensa que su inocencia, un valor a la baja, por entonces.
 
 ¿Que pudo llevar a esa muerte a un joven campesino, seguramente analfabeto, sin otro patrimonio que sus manos?

Sepamos de su historia y la de su familia, que no será muy distinta a la de otras penurias e injusticias sufridas por otra gente en aquel contexto histórico. Aunque para entender todo lo ocurrido tras la guerra, será mejor recordar cómo se llegó a ella.

 
ESPAÑA: LA NACION DE LAS GUERRAS FRATRICIDAS

Parecía que el advenimiento de la Segunda República, iba a ser al fin el comienzo de la cura de todos los males de España, y sin embargo no fue sino la llegada de otro caos para este, nuestro país siempre de guerra en guerra fratricida. Como ejemplos, recordar la llamada Guerra de Sucesión  (1701 a 1713) promovida para suceder a  Carlos II entre simpatizantes del francés Felipe V y seguidores del Austriaco Carlos III. Cabe decir aquí, que los catalanes lucharon a favor de este último para que les reinara como españoles, por mucho que esto les duela a los reinventados independentistas, que acuden a la historia, y la reescriben conforme a sus intereses. 

Otra  guerra entre nacionales, ocurrió en América del Sur, donde Simón Bolívar, al que se podría tachar como el mayor traidor a su patria allende los mares, pues aunque nacido en Venezuela, su sangre era Vizcaína, ósea, de España y además, era  militar de tropas Españolas, a las que sublevó contra su país, por pura megalomanía, haciéndose un dudoso sitio en la historia. Bolivia es el nombre con que se bautizó a una parte escindida del gran Perú y ese es el tributo de los acólitos de entonces a  tal militar, desleal a la madre patria, un señorito de la alta burguesía convertido ahora en símbolo de los desfavorecidos por algún  que otro estrafalario gobernante de la américa latina.

Más tarde llegaron las conocidas como tres Guerras Carlistas (1833-1876) que comenzaron  al fallecimiento de Fernando VII, y se dio entre los defensores de la sucesión al trono de su hermano Carlos Maria Isidro de Borbón  y descendientes  y los que preferían la sucesión de su hija Isabel.

Y luego, otra contienda civil,“La Gloriosa”, levantamiento militar que volvió a enfrentar a unos y otros y conllevo la salida de Isabel II de España.  En fin, siempre Españoles, contra españoles. Siempre España dividida en dos mitades. Y así, casi sin solución de continuidad, en 1936 el mismo germen, y otra guerra  civil  como mandaba la Marca España, una Guerra, que costaría más muertos que todas las anteriores juntas.

       ANTECEDENTES A LA GUERRA CIVIL DEL 36

El 14 de abril de 1931, se proclamaba la 2ª República, llegada a golpe de manifestación, osea, sin legitimar, pues las elecciones, realizadas dos días antes, fueron ganadas en términos generales por el gobierno monárquico, que sin embargo perdió en las ciudades más importantes hecho que tuvo mucho más eco, pues en la periferia y zonas rurales el recuento fue más lento y además los pequeños núcleos nunca tuvieron el altavoz que da manifestarse donde están los políticos y la prensa. 


Las izquierdas echaron la gente a la calle, y el ruido formado fue suficiente para hacerse con el poder, sin el recuento total de los votos. ¡Así les fue!.

















  Ese clima de euforia republicano totalmente deslegitimado, desanimó no obstante al Rey  Alfonso XIII, que decidió exiliarse al no sentir el apoyo mayoritario de todos los Españoles. Luego, el tiempo demostró lamentablemente, que la cosa no era cuestión de monarquía si, monarquía no. 
 
Metidos ya en el mundo “fantástico e ideal de un gobierno social y sin rey, la situación política, lejos de mejorar fue de mal a peor. El 10 de Mayo, cuando solo habían pasado 26 días desde la Instauración del nuevo orden político, se despertó, la anarquía y el desorden social. Ahora, todos los obreros o disfrazados de ellos,  se sentían legitimados, para emular la revolución bolchevique.
Así, ni cortos ni perezosos, y sin fuerzas policiales o militares reprimiendo su vandalismo, prendieron la mecha primero en Madrid, para luego extenderla a otras emblemáticas capitales de provincia tales como Málaga, Murcia, Alicante o Sevilla, y los destinatarios de la ira en forma de destrucción e incendios, fueron Iglesias, Conventos, Asociaciones, Periódicos conservadores, Escuelas y demás estamentos que tuvieran que ver directa o indirectamente con la Religión Católica.

Cabe decir, que desde el 10 al 12 de Mayo, se quemaron en España más de 200 de estos edificios, con la destrucción de un inmenso patrimonio cultural y artístico. Los descontentos encontraron en la religión a uno de los culpables de su miseria, en pura imitación de la revolución rusa, donde los que enarbolaron la hoz y el martillo, destruyeron todo lo que olía a religión y zarismo. La masa es manejable además de mezquina y vil en el anonimato. Lo más irónico de todo esto es que  muchos de esos bárbaros, habían recibido bien ellos mismos, familiares o amigos, caridad, en forma de alimentos, hospedaje y atención médica de las instituciones que ahora destruían.

Cuando el por entonces Ministro de Gobernación, Miguel Maura habló en el Parlamento de la necesidad de reprimir estos actos criminales, sacando las fuerzas del orden a la calle,  Manuel Azaña, le contestó:
¡ Eso no!. ¡Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano!.
Con tal aseveración, condeno al catolicismo español en los ocho años siguientes, al cual se continuó hostigando, destruyendo y expropiando, además de expulsar o asesinar a predicadores o practicantes. De esta forma, quedo retratada la catadura moral y política de quien luego sería el Presidente de la República quien por supuesto,  con pensamientos tales, no hizo otra cosa que apología de la revolución, causante del posterior desastre.

(Izqda)) MIGUEL MAURA Y MANUEL AZAÑA(Drcha)
 

En efecto, predicar un  socialismo
radical, casi  de hoz y martillo y ser permisivo con quienes se tomaban la justicia por su mano, hizo sufrir a su gobierno, penosos acontecimientos tales como los Sucesos de Casas Viejas, Castilblanco, Arnedo o Yeste, con muertes de obreros, guardias civiles y guardas de asalto. Prácticamente se llegó a un punto donde solo las masas obreras tenían razón y de no dársela, salían a  buscarla.
 
Y así paso en la llamada Revolución de octubre del 34, que el gobierno tuvo que reprimir sacando el ejército a la calle. 
En Cataluña, Vascongadas y Asturias, se dieron los focos más beligerantes y por tanto  allí, la tragedia se hizo más patente por el elevado número de pérdidas humanas. Y todo, porque las izquierdas republicanas perdieron las elecciones y para recuperar su vuelta al mando, pretendieron prácticamente un golpe de estado con un movimiento obrero armado, perfectamente orquestado que se había venido organizando meses antes, y cuyo preámbulo fue la convocatoria de una huelga general.
 
Detrás de todo el entramado anduvieron la UGT, y el PSOE representados por sus dirigentes: Largo Caballero e Indalecio Prieto, además de grupos Anarcosindicalistas y en menor medida el PCE.  Y aún así, perdida esa batalla, las izquierdas supieron movilizarse nuevamente y pronto recuperaron el poder en el parlamento, con las nuevas ínfulas que esto dio, a un proletariado, venido arriba, pero falto de la mínima cultura para conseguir mejores cosas, al tener como única herramienta la fuerza bruta, la amenaza y el grito.

ALZAMIENTO DEL EJERCITO LLAMADO NACIONAL.

GUERRA CIVIL DEL 36

Ante este desastre de una España fragmentada e  intereses contrapuestos, donde unos querían seguir conservando sus privilegios,  otros querían quitárselos sin ofrecer contraprestación alguna, y una clase medía harta de no tener las dos "pp" de pan y paz  que echarse al ánimo y la boca por los desencuentros de unos y otros, llegó julio del 36 y determinados militares, apoyados por potentados en la sombra y seguramente por el poder eclesiástico, ambos elementos, verdaderos damnificados desde la entrada de la república,  se creyeron legitimados para instituir el orden social, levantándose en armas contra un caos que desde su punto de vista el gobierno no sabía solucionar. 
ARRIBA: General José Sanjurjo,- Francisco Franco-  Emilio Mola
ABAJO; General Manuel Goded Llopis - General Queipo de Llano- Coronel Juan Yagüe
Y como ejército llevo la muerte a quienes se opusieron o representaban lo que ellos querían cercenar, o se habían declarado contrarios a su acción, allá en las zonas que controlaban. 

 De igual forma, aquellos revolucionarios del 34, que el gobierno de Azaña dejo siempre campar a sus anchas, recibieron armas del estado y  recrudecieron sus actos montados en camionetas rotuladas con siglas como CNT – FAI - AIT- UGT, pasaron del amedrentamiento al asesinato, yendo en busca y captura de religiosos, terratenientes, y de todo aquel que en algún momento se hubiera significado simpatizante de cuanto no sonara a socialismo, comunismo o anarquismo, para hacer su justicia dándole lo que se dio en llamar el “Paseo”, que terminaba con un tiro a bocajarro en las tapias de los cementerios o en las cunetas de la carretera. "Pura diplomacia por ambos lados".

LOS EDIFICIOS DE LA REPRESION

Por entonces, solo en  Madrid operaban casi una veintena de “chekas”, por lo general edificios estatales, o incautados a sectores no afines,  en las que copiando el modelo represivo soviético,  las milicias y otros órganos de izquierdas, detenían, interrogaban, juzgaban de forma sumarísima y ejecutaban  a quienes no simpatizaban con ellos. Para más miseria humana, al detenido, tras el juicio, se le hacía creer que quedaba en libertad  y así salían tranquilos hacia la calle, pero en esta, le esperaban unos milicianos, que lo montaban en una camioneta, para ejecutarlo.
Edificio de la Real casa de Correos.
Albergaba hasta bien entrado el siglo XX
la Dirección General de Seguridad
Existían además otros edificios represores muy significativos, la Dirección General de Seguridad, ubicada en la Real Casa de Correos, en la madrileña Pta. del Sol, justo en el edificio del famoso reloj donde cada año se celebra la alegría del nuevo año (que ironía)  y la Cárcel de Porlier, llamada así, por estar ubicada en la Calle General Díaz Porlier. Ambas construcciones, pasaron de unas manos a otras (vencidos y vencedores) para la misma utilidad, pero es de justicia decir que el invento de esa cárcel, fue del gobierno republicano, al expropiar a los Padres Escolásticos esa finca que era el Colegio Calasancio y transformarlo en centro de reclusión para detenidos al comienzo de la guerra civil. Así, los primeros vecinos de tan lúgubre invento fueron miles de acusados de desafección a la república y ejecutados al poco tiempo, junto a los provenientes de las Chekas,  la Cárcel Modelo, etc.,  en la tristemente recordada localidad de Paracuellos del Jarama, siendo Consejero de Orden público el comunista Santiago Carrillo, a quien el dedo de la historia, señalará siempre en tal matanza al menos, como colaborador necesario.
CARCEL DE PORLIER
Esa misma cárcel, tres años después, seguiría siendo utilizada, como ya se ha dicho, para tal fin, pero ahora, por el ejército insurrecto. Así, donde antes estuvieron detenidos los acusados por "fascistas", ahora se llenaba con prisioneros acusados de “rojos”. En la represión postguerra, muchos  condenados siguieron saliendo de ella, para ser ejecutados, es fácil suponer entonces, que desde sus muros partieran en Junio de 1939 dos tíos de mi madre junto a 77 personas mas para ser fusilados en las paredes  del Cementerio del Este.

Miles de personas desde el 39 hasta el 45, tendría ese mismo destino aunque el ejercito vencedor, se había comprometido a que solo se ejecutaría a quienes tuvieran delitos de sangre, pero aquella afirmación entraba dentro de la subjetividad, ¿Quién aseguraba que tal o cual  persona había o no asesinado a alguien?. Bastaba con cualquier denuncia que asegurara que si¡ y difícilmente podían librarse del pelotón de fusilamiento.
Como ejemplo cabe decir, que solo un mes y medio después de la muerte de los tíos de mi madre,(Tomas y Rufino)  fueron fusiladas en esa misma tapia las conocidas como TRECE ROSAS cuya historia llevó al cine, en 2007 el Director Emilio Martínez Lázaro. Trece jóvenes mujeres, (cinco de ellas, con solo 18 años de edad) cuyo delito fue haber pertenecido o haberse relacionado con componentes de asociaciones desafectas al nuevo régimen. Se cuenta, que las que habían sido sus compañeras  en la Prisión de mujeres de las Ventas, cuando eran obligadas a cantar el Cara al Sol, cada mañana al despertar, en un guiño al recuerdo de las ejecutadas, cambiaban el número de 5 por el de 13, en el párrafo donde se hace mención a las rosas prendidas.

Volverán, banderas victoriosas
al paso alegre de la paz
y traerán prendidas cinco rosas(trece)
las flechas de mi haz


Otra de esas edificaciones, pertenecientes a Órdenes Religiosas, que fueron utilizadas  para menesteres de represión, fue el Monasterio de Uclés, ese edificio inmemorial conocido como el Escorial de la Mancha, ubicado en la población conquense de su mismo nombre.
En la actualidad, pertenece a la Diócesis de Cuenca y sobrevive con los ingresos que producen sus muchos seminarios, su servicio de hospedería, las visitas de los turistas y por ser escenario ocasional de algunas películas de época.
Concebido muchos siglos atrás como fortaleza defensiva, con el tiempo, pasó a edificio religioso, primero de la Orden de Santiago y ya en el siglo XX,  ocupado por los Monjes Agustinos.
Con el advenimiento de la  II República, vinieron sus horas bajas, hasta que en Julio del 36, fue otro de los muchos edificios destrozados, por la incultura del populacho, al menos en todo lo que en su interior significaba religión.

GRANDES SALAS DONDE ES FACIL IMAGINARSE
CAMAS DE HOSPITAL PEGADAS A LA PARED
Lamentablemente, no solo acabaron con retablos, figuras, cuadros,  y otros enseres de gran valor artístico, si no que en la lista de eliminación, incluyeron la vida de 11 monjes Agustinos que allí vivían. El gobierno socialista de Azaña, tras esa apostasía obligada del edificio, osea, ya exorcizado y  sin religiosos "esos herejes, desde su punto de vista, culpables de todas las desgracias de España", decide expropiarlo, como hizo con tantos otros y lo convierte en Hospital de sus soldados durante la Guerra Civil.
 

EN SU PLANTA BAJA Y SOTANOS, PRINCIPALMENTE SE
ACOMODABA A LOS RECLUSOS SIN MAS COLCHÓN QUE SU ROPA

En enero de 1940, el ejército de Franco, no le dio mejor uso, digamos que empeoró su utilidad, y lo convirtió durante tres años en la llamada Prisión Seminario de Cuenca, o Prisión Central de Ucles,  pero era más que eso, era  un auténtico campo de concentración, a donde llegaban prisioneros de distintos puntos de la provincia de Cuenca, principalmente de la  prisión de la capital. Muchos de ellos, ya, con la condena a muerte en sus espaldas tras sumarísimos Consejos de Guerra.







LAS CONSECUENCIAS
 
En efecto, los edificios para las purgas, crecían exponencialmente al número de  represaliados. Hoy en día, la mayoría ha recuperado sus dueños y antigua utilización, pero me estremece pensar que en la soledad de sus estancias, cuando se cierren a la noche, podrán intuirse los gritos de dolor, los llantos de todos cuantos en ellos dejaron su vida. Antes, como ya sabemos, aquellos que cantaban "A las Barricadas" realizaban purgas casi diarias, con las consiguientes "sacas" que consistía en cargar a los detenidos en camiones y fusilarlos.

PRISIONEROS EN LAS CARCELES FRANQUISTAS ACABADA LA GUERRA
La cosa no mejoro con el  franquismo. "Los del cara al sol" se tomaron la represalia sobre aquellos justicieros de pacotilla,  que cambiaron la hoz o la azada por un arma que les regalo el gobierno republicano, para convertirse en pistoleros sin sentido, en nombre del comunismo o el  anarcosindicalismo. Lo peor de todo, es, que junto a estos culpables, se llevaron al tiempo a  muchos que nada hicieron, salvo pensar distinto o simplemente ser denunciados por absurdas rencillas y serian igualmente torturados, desasistidos de alimentos y cuidados sanitarios, cuando no fusilados.
En fin lo normal  en las guerras, esa gran estupidez humana.
Y como ya sabéis, dentro de ese grupo de inocentes, estaba mi abuelo, ese desheredado que vino al mundo en Santa María del Campo Rus, de donde su familia procedía de antiguo. Vicente, fue una víctima más de los luctuosos acontecimientos que sucedieron en su pueblo y de los que el fue mero espectador, o como mucho figurante,  pero algunos se empecinaron en  ponerlo como uno de los protagonistas principales, junto a sus primos, los Arribas García, de tal suerte, que  los días de este, terminaron en el improvisado Campo de Prisioneros del Monasterio de Ucles.

Lo dicho, a mi abuelo Vicente, como a algunos de  sus familiares,  se los llevó un mal giro del viento de los pobres, esos “tontos” que están en medio de todas las desgracias.


JULIAN MARTINEZ ARRIBAS, MIEMBRO DEL INTERNACIONAL.C.C. ANDERMATT







 

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