CAIDA EN DESGRACIA DE LOS ARRIBAS 2ª Parte
“LOS HECHOS"
Llevaba tiempo con la idea de poner orden, en toda aquella historia de su familia, que a trozos contaba mi madre a cuanto hijo pillaba de por medio. Y ha llegado la hora de ordenar lo acontecido en tiempo y espacio, como tributo a ella, que desde la infancia de una niña de no más de seis años, guardó para siempre en su recuerdo como el bien mas preciado, un beso que su padre le dio tras la rejas de la Prisión Provincial de Cuenca bien entrado el año 1941, en una visita que le hizo junto a su madre. Luego vendrían muchos días de espera, hasta que resignada, cerró para siempre la puerta por la que nunca entraría aquel hombre de triste mirada, su padre, del que solo recordaba, un tierno beso. Y pasarían muchos días más, repletos de preguntas y conversas que su memoria quiso ir recolocando.
“LOS HECHOS"
LA RAMA DE LOS ARRIBAS –
LOS PRIMOS JOSE Y PATROCINIO
Santa María del Campo Rus es una pequeña población del sur de la Mancha conquense, que figura sobre todo en los libros de historia, por ser el lugar de agonía y muerte del soldado y poeta Jorge Manrique, herido en el Cercano Castillo de Garcimuñoz, defendiendo los intereses de los Reyes Católicos, en contra de quienes defendían los derechos dinásticos de Juana de Castilla, “La Beltraneja” dudosa hija de Enrique IV.
Santa María del Campo Rus es una pequeña población del sur de la Mancha conquense, que figura sobre todo en los libros de historia, por ser el lugar de agonía y muerte del soldado y poeta Jorge Manrique, herido en el Cercano Castillo de Garcimuñoz, defendiendo los intereses de los Reyes Católicos, en contra de quienes defendían los derechos dinásticos de Juana de Castilla, “La Beltraneja” dudosa hija de Enrique IV.
Allí fue, cuando alrededor del
1900 los primos José
y Patrocinio Arribas, casaron con Dolores García
y Ángela
Delgado.
El matrimonio de Patrocinio y Ángela, tuvo 5 hijos, Vicente, Mariana, Amparo, Agustina y Vicenta. El otro matrimonio de José y Dolores, fue algo más prolífico, trayendo al mundo 9 vástagos, Francisco, José, Tomás, Rufino, Felipe, Encarnación, Julia, Ángeles y Paula. Al tiempo, quiso el destino, que dos de los hijos, de ambos matrimonios casaran entre sí.
El matrimonio de Patrocinio y Ángela, tuvo 5 hijos, Vicente, Mariana, Amparo, Agustina y Vicenta. El otro matrimonio de José y Dolores, fue algo más prolífico, trayendo al mundo 9 vástagos, Francisco, José, Tomás, Rufino, Felipe, Encarnación, Julia, Ángeles y Paula. Al tiempo, quiso el destino, que dos de los hijos, de ambos matrimonios casaran entre sí.
Los emparejamientos de consanguinidad, los casos
de levirato o sororato, o la existencia de ciertas personas, por lo general
mujeres, convertidas en una suerte de Celestinas cuyo oficio consistía en
llevar recados de una persona (pretendiente) a otra persona
(pretendida) y viceversa, eran hechos frecuentes
en esa España de entonces, donde relacionarse mucho más allá
de la familia o el vecino era difícil
por los pocos actos sociales que sucedían
y más complicado aún,
emparejarse con alguien de fuera de la población,
pues a la falta de motivos sociales había
que sumar carencias económicas y de transporte. De esta suerte, Vicente y
Julia, formaron una familia de apellidos Arribas Arribas, Pilar, José, Mª
Socorro, María
y Fermín,
hijos, que fueron llegando al mundo, mientras sucedían acontecimientos tales, como la salida de Alfonso
XIII de España, la Segunda República
y la sangrienta Guerra Civil.
EL PRINCIPIO DE TODO
La primera de las desgracias, afectaría al matrimonio José Arribas y Dolores García. Corrían los recién estrenados años de la 2ª republica y cuentan, que José, el primogénito de su hijos, se granjeo la enemistad de otro vecino, un tal Ramón Girón que ni corto ni perezoso, debió convencer a otro paisano de la localidad, al parecer Miguel García, para que amedrentara o asesinara a José. Y así fue a su encuentro en una carretera a la entrada del pueblo. Este aprendiz de sicario no sabemos si previa amenaza o no, acuchilló a José Arribas, que quedó tendido en la cuneta herido de muerte.
A las pocas horas y tras saber por diversos testigos, quien había sido el autor de los hechos, Luisa Cano, esposa del asesinado y los hermanos de esta, lo hallaron en el vecino pueblo de Pinarejo, donde le dieron muerte de igual forma, es decir, navaja en mano, cumpliéndose la máxima de quien a hierro mata a hierro termina. Luisa pagó con más de 10 años de cárcel, por tal venganza. Y de la supuesta mente inductora, el tal Girón, nunca pudo demostrarse nada. En todo caso, de ser cierto que hubo –mandatario y mandante-, el beneficio fue doble para este último, que se quitó de un golpe, las molestias que desde su punto de vista le causaba el ejecutado y las que pudo haberle causado la confesión del ejecutor si hubiera sido interrogado por las autoridades.
La primera de las desgracias, afectaría al matrimonio José Arribas y Dolores García. Corrían los recién estrenados años de la 2ª republica y cuentan, que José, el primogénito de su hijos, se granjeo la enemistad de otro vecino, un tal Ramón Girón que ni corto ni perezoso, debió convencer a otro paisano de la localidad, al parecer Miguel García, para que amedrentara o asesinara a José. Y así fue a su encuentro en una carretera a la entrada del pueblo. Este aprendiz de sicario no sabemos si previa amenaza o no, acuchilló a José Arribas, que quedó tendido en la cuneta herido de muerte.
A las pocas horas y tras saber por diversos testigos, quien había sido el autor de los hechos, Luisa Cano, esposa del asesinado y los hermanos de esta, lo hallaron en el vecino pueblo de Pinarejo, donde le dieron muerte de igual forma, es decir, navaja en mano, cumpliéndose la máxima de quien a hierro mata a hierro termina. Luisa pagó con más de 10 años de cárcel, por tal venganza. Y de la supuesta mente inductora, el tal Girón, nunca pudo demostrarse nada. En todo caso, de ser cierto que hubo –mandatario y mandante-, el beneficio fue doble para este último, que se quitó de un golpe, las molestias que desde su punto de vista le causaba el ejecutado y las que pudo haberle causado la confesión del ejecutor si hubiera sido interrogado por las autoridades.
FRANCISCO, “EL SIGNIFICADO”
Desde 1908, cuando Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista en España inauguro la de Madrid, las Casas del Pueblo, se extendieron por toda la geografía española. Eran edificios o casas grandes, muchas de ellas incautadas a familias nobles, terratenientes o congregaciones religiosas. Estas se convirtieron en el refugio del proletariado y en ellas se dio el verdadero movimiento obrero que desemboco en la Segunda Republica. Eran por tanto feudos del PSOE, la UGT el PCE y en algunos casos, de facciones anarquistas. No es de extrañar por tanto, que desde muchas de ellas salieran soflamas contra todo lo que sonara a Iglesia y Patrono.
Una de la 900 Casas del Pueblo, que se censaron en 1936, estaba en Santa Maria del Campo Rus. Era una ancha vivienda, expropiada a "los Pinoagas"., unos potentados del pueblo, que hoy remozada y otra vez de propiedad particular, sigue en pie, cercana a la plaza de la localidad.
Desde 1908, cuando Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista en España inauguro la de Madrid, las Casas del Pueblo, se extendieron por toda la geografía española. Eran edificios o casas grandes, muchas de ellas incautadas a familias nobles, terratenientes o congregaciones religiosas. Estas se convirtieron en el refugio del proletariado y en ellas se dio el verdadero movimiento obrero que desemboco en la Segunda Republica. Eran por tanto feudos del PSOE, la UGT el PCE y en algunos casos, de facciones anarquistas. No es de extrañar por tanto, que desde muchas de ellas salieran soflamas contra todo lo que sonara a Iglesia y Patrono.
Una de la 900 Casas del Pueblo, que se censaron en 1936, estaba en Santa Maria del Campo Rus. Era una ancha vivienda, expropiada a "los Pinoagas"., unos potentados del pueblo, que hoy remozada y otra vez de propiedad particular, sigue en pie, cercana a la plaza de la localidad.
Por aquel entonces, en esta casa, Francisco, otro hijo de José y
Dolores, quizá afectado por la injusta muerte de su hermano José y con ciertos ánimos
de venganza, se significó en exceso, con los ideales venidos del este
bolchevique, hasta el punto de ser acusado de participar junto a sus compañeros
de convicción, verdaderos justicieros de pacotilla, venidos de la cercana
población albaceteña de Villarrobledo, en la requisa de casas de adinerados, y
agresión de algunos de sus moradores. También se comenta, que anduvo pistola en
ristre, mandando a los jornaleros a trabajar a casa de los patronos, quienes
debían pagarle el jornal, tuvieran o no trabajo ese día, bajo amenaza de que si
no fuera así, ya iría Francisco a cobrar.
El caso es, que “hizo carrera”, de gerifalte,
primero en el pueblo y posteriormente alistado en el Cuerpo de Carabineros, de
la República. En marzo de 1938, consta
según el Boletín Oficial del Instituto de Carabineros, publicado en Barcelona,
que era cabo en el Batallón nº 9 de la 3ª Brigada Mixta y el 16 de ese mismo
mes, fue ascendido a Sargento. En esas fechas, la citada Brigada del ejército
republicano se encontraba en el Frente del Ebro. Desde allí, empujada por las
tropas nacionales, queda prácticamente disuelta. Muchos de sus miembros se
entregarían, y el resto emprendió una retirada en los sucesivos meses, hasta la
frontera francesa.
Francisco, logra pasar a Francia, pero allí, tuvo que seguir
huyendo. Los Nazis la habían ocupado y todo aquel huido de la España perdedora,
era también enemigo de los alemanes. No fueron pocos, los españoles que escapando
de un frente entraron en otro y acabaron detenidos. Y como no podía ser de otra
manera, Francisco, fue uno de ellos, permaneciendo un tiempo como prisionero en
un campo de detención francés, hasta que logró huir metido en el maletero de un
vehículo alemán.
Anduvo varios días escondido en una cueva y luego deambulando
por el monte, alimentándose de lo que podía hasta llegar a una granja en una
zona cercana a los Alpes fronterizos con Suiza y en ella se quedó escondido, ganándose la
comida ayudando al propietario. Fue apoyado por la Resistencia Francesa, esos
partisanos boina en ristre, que hicieron famoso el termino Maquis, porque se
escondían en terreros de arbustos o matorrales (maquia en francés) y
cuyo nombre y forma de actuar exportaron contra la España franquista. Lógicamente
acabo al lado de estos, que lo respetaban como oficial republicano español que
había luchado contra el fascismo. Francisco, se estableció definitivamente en Francia
y casó, con la hija de uno de aquellos
componentes de la resistencia, Casi, cuarenta años después pudo volver de
visita a su pueblo natal, tras la muerte de su “tocayo”, el Generalísimo.
LOS COMPROMETIDOS
El resto de familia de los arribas, nunca se creyó en peligro. No
en vano, nada tenían que temer, pues nada punible habían hecho. Sería por eso,
que acabada la guerra todos siguieron con sus labores de siempre. Sin embargo,
ya nada sería igual. Para el nuevo gobierno, era necesario hacer una purga, y
Francisco era uno de los objetivos. Si él no aparecía, estaba claro que los suyos
sabrían su paradero o en todo caso, debían pagar los platos rotos de su
desaparición, aparte de que eran una familia que se había significado de
izquierdas, en exceso, según su tabla de medir.
Por tanto, sobre los
hermanos y primo, se extendió una orden
de detención, teniendo como base de acusación el manido término de Adhesión a la Revolución, que venía
a querer decir, haber defendido la república con vehemencia o amedrentamiento sobre quien no pensara igual, siempre tomando como única prueba la denuncia de otro cualquiera
que se definiera fiel a la causa “nacional”.
(Aunque le pese, este que escribe, piensa que los otros se hubieran comportado igual de haber ganado la guerra, de hecho desde que se constituyo la Segunda Republica atemorizaron y/o ejecutaron en su bando a los que tenían la "desgracia" de no ser tan pobres como ellos o pertenecer al clero o disentir de sus ideales y formas, o haberse aprovechado de su sudor. )
(Aunque le pese, este que escribe, piensa que los otros se hubieran comportado igual de haber ganado la guerra, de hecho desde que se constituyo la Segunda Republica atemorizaron y/o ejecutaron en su bando a los que tenían la "desgracia" de no ser tan pobres como ellos o pertenecer al clero o disentir de sus ideales y formas, o haberse aprovechado de su sudor. )
Se sabe, que Tomas y Rufino, fueron detenidos en Madrid,
supuestamente por la denuncia de un policía de su localidad, llamado Bianor
Montoya, que indico el paradero de estos a sus captores. De ser cierto, no
sabemos que prebendas pudo sacar el delator, salvo ascender en su oficio o
despejar sobre él las posibles dudas de desafección al nuevo régimen. Ciertamente, muchas de las denuncias, se hacían por este último motivo. No puedo equivocarme al pensar que mientras anduviera en vida, su conciencia no le dejara dormir tranquilo.
Es posible que Tomas y Rufino, fueran llevados a la Dirección
General de Seguridad o la Cárcel de Porlier tras su detención ocurrida el 11 de Junio de
1939. Higinia Torres, esposa de Rufino, al saber de su ausencia, movió lo
imposible para saber donde habían llevado a su marido, y lo localizó dos días después
junto a su hermano, ambos tendidos en una estancia y en penoso estado.
Dijo que
estaban totalmente demacrados, sin moverse. No la dejaron acercarse, por eso su
eterna sospecha de que ya estaban muertos, aunque figuren en la lista oficial
de los 70 fusilados el 14 de Junio de 1939
en la tapia del Cementerio del Este, (hoy Cementerio de la Almudena).
Es de suponer, que serían
golpeados, probablemente para que confesaran haber
participado en actos de rebelión y/o el paradero de su hermano, del que seguro
nada sabían. Es legítimo sospechar que murieran a golpes, o quizá solo
estuvieran inconscientes y al final terminaran fusilados. Para el caso da
igual, porque fue el mismo final, es decir, dos muertes absurdas.
A la detención y muerte, de Rufino y Tomas, siguió la búsqueda y
captura del resto de hermanos y primo, (esposo y cuñado). Pasaron primero por
la cárcel de la localidad conquense de San Clemente y posteriormente por la
Prisión Provincial de Cuenca. Encarna, por ser apenas una niña y Julia, que
amamantaba a una hija recién nacida delicada de salud, (María) salieron del
presidio al poco tiempo de su detención.
Ángela y Paula, pasarían en la prisión cuatro años, saliendo
libres en 1944 junto a Felipe el único
hijo varón que quedaba presente, recordemos que tres habían muerto y otro
andaba huido.
Santiago Rubio, un octogenario de lúcida mente, paisano de Santa María, nos contó entre otros datos, que
a Felipe le vino a ver la suerte en
forma de sotana, ya que D. Valeriano Rubio, natural del pueblo de ambos, era
uno de los capellanes que en la Prisión de Cuenca, asistía a los condenados.
Quiso por tanto la fortuna, que el religioso pudiera identificarlo dentro del
grupo de detenidos que le habían asignado, en uno de esos días en los que se llevaban
a
determinados prisioneros para ser fusilados o bien camino de otro centro penitenciario, por lo general la Prisión del Monasterio de Ucles, que en todo caso para muchos de ellos, era otra estación de paso para su “último
destino”.
Al verlo el religioso, lo apartó de los soldados, al grito de; ¿Qué vais a hacer con este chaval?. ¡Este no os lo lleváis¡. Es de suponer, que luego consiguiera de las
autoridades carcelarias el correspondiente permiso, para que Felipe, pudiera
seguir en la Prisión Provincial de Cuenca.
Al
quedar libre, fue el único de la familia que
regresó a vivir a su pueblo, prometiéndose así mismo dos cosas; No volver a tener
miedo jamás y que nunca lo llamaran -pobre hombre-. Allí se mantuvo y construyó
su familia, sin rehuir nunca del duro trabajo del campo, orgulloso de su
apellido, sin ocultarse de nadie, porque nada hizo, salvo no olvidar, por eso,
nunca esquivó una mirada y menos la de aquellos, que estaban detrás de la
represión y denuncias a su familia.
Sin
embargo, Vicente, su primo y cuñado, no tuvo esa suerte y fue enviado a Ucles
en una de esas remesas de prisioneros. Allí recibió del Juzgado de Belmonte, la
causa de su desdicha; Adhesión a la
Rebelión.
Decía
el Auto: Existen “indicios racionales”, para asegurar que el procesado, con
anterioridad al Movimiento, se encontraba afiliado a la U.G.T, destacándose en
su localidad Santa María del Campo Rus, como uno de los elementos más
sanguinarios. Intervino en requisas como la de D. Indalecio Girón.
Amenazó con un cuchillo en la Casa del Pueblo a un patrono D. José Perona
Moratalla, al que insulto groseramente. Agitador de huelgas y manifestaciones
participo en la destrucción de la Iglesia
e intervino en los desmanes que en la noche del 31 de Julio de 1936, llevaron a
la detención de distintas personas y al asesinato del Párroco de Santa María
del Campo Rus D. Jesús Valencia Martínez.
(Indalecio Girón era padre de Ramón Girón de quien ya he contado pudo ser inductor de la muerte de José Arribas García.)
Es
posible que esta acusación fuera la
misma que tuvieron sus primos y sobre todo la del huido Francisco, que fue,
quien más se significó y quien más enemigos pudo granjearse, tanto por su
pasado de amedrentador de ricachones del pueblo como su tiempo como oficial del
ejército republicano. Enemigos
que no dudaron en elevar a delito, actos que tal vez no fueron para tanto, pero los infundios son fáciles de construir cuando una autoridad incompetente necesita culpables o escarmientos.
Pero
de Vicente, no había dudas. Le faltaba carácter para meterse en aquellos
asuntos, el mismo carácter que le faltó para sobrevivir en prisión. He incluso
de haber estado en la fatídica noche, del asesinato de Jesús Valencia, aclarar,
que al párroco, lo asesinaron con dos tiros en la espalda, el mismo grupo de desalmados que lo habían detenido horas antes. Y Vicente, no era de esa partida, y las únicas
armas que sabía manejar y podía permitirse, eran azadón y arado.
Resulta significativa, en el Auto de acusación, esa expresión: “Existen
indicios racionales”. Ya veis, no
importaba que no hubiera pruebas, bastaba con los indicios. ¡Manda narices!
EL
MONASTERIO DE UCLES
Pasó
de edificio religioso, a ser expoliado por milicianos en el 36 y luego
requisado para ser utilizado por el Gobierno Republicano como Hospital de guerra.
Acabada la contienda, el ejército franquista, lo convierte en Prisión, para
descargar de detenidos la Cárcel Provincial de Cuenca. Y allí, se sucedieron
torturas, condiciones carcelarias deleznables, desnutrición, y carencias
sanitarias que condujeron a muchas muertes, aparte de las producidas por fusilamientos periódicos.
Una de las puertas de entrada a los sótanos donde estaban los detenidos menos favorecidos |
Bajada a Sotanos y subsótanos |
Andrés Iniesta López, fue allí prisionero y contó en su libro “El niño de la prisión” que los recién llegados formaban en el patio, para escuchar la recepción del comandante militar de Tarancón desde uno de los balcones. Les indicaba que el destino de muchos de ellos era el pelotón de fusilamiento, que lo tuvieran bien claro.
Formación de prisioneros en las cárceles de postguerra |
CARCELEROS MILITARES EN UCLES. ¿Sería alguno de ellos quien apaleara a mi abuelo? ¿Habría alguno que le demostrara piedad en sus últimos momentos? |
Como ya sabemos, Vicente
Arribas Delgado, llego allí desde
Cuenca. Me imagino que debió helársele la sangre ante tal recibimiento. Y no
creo que el supiera mucho de Lenin o donde caía Rusia. ¡Cuanta soledad y
miedo¡. Pero como nada hizo de todo aquello de lo que se le acusaba, no pudieron
sacarle confesión alguna, aunque las amenazas se hicieron ciertas, y en efecto,
no salió de allí con vida.
El parte
médico del finado, hablaba de tuberculosis, artritis e infección extendida, (sería
de golpes recibidos). Mi abuela,
siempre recordó, en las veces que pudo visitarlo y llevarle ropa, que había jirones de su piel,
en la muda que él le entregaba para lavar. Es fácil pensar que fuera por los palos que allí “regalaban”
por doquier. También debió influir en su muerte, la desnutrición, ya que la
comida que recibía era escasa y penosa y gran parte de la que le llevaba su familia
en las visitas a prisión, la intercambiaba por tabaco con otros reclusos. El
caso es, que se dejó morir.
Sus últimos días, los pasó metido en un cubículo, solitario y moribundo, apartado del resto de reclusos, como si con ello quisieran evitar espectadores de su agonía.
Subsuelo del Monasterio |
Sus últimos días, los pasó metido en un cubículo, solitario y moribundo, apartado del resto de reclusos, como si con ello quisieran evitar espectadores de su agonía.
A principios
de diciembre del citado 1942, su esposa recibe el aviso del fallecimiento. En los fríos
y oscuros sótanos, del inventado edificio carcelario, encontró un cadáver, enjuto, caquéxico,
con una rodilla anquilosada debido al
maltrato carcelario, artrítica, imposible de doblar, hasta el punto que tuvo que golpearla con una
piedra para quebrarla y poder cerrar el ruinoso cajón de madera, que hizo ella
misma con restos de cajas de salazones de pescado, que consiguió en las tiendas
de ultramarinos del pueblo para evitar con ello, poner el cadáver sobre la misma tierra.
Y allí quedaron los restos de mi abuelo Vicente, en un solar anexo
al Monasterio, donde primero el ejército republicano había depositado a los
soldados fallecidos del hospital y luego utilizado por el otro ejército para
enterrar a los prisioneros que se “les morían” o fusilaban. (Hoy en día, todos
los restos óseos han sido retirados, identificados la mayoría, para descansar
al fin junto a sus familiares).
Solar que fue cementerio en tiempos de guerra y represión |
Irónicamente
a pocos días quedó Vicente, de ser
enviado a su pueblo, junto a su familia,
ya que nada encontraron contra él, y la
petición que hizo el comandante de la prisión al alcalde de Santa María, sobre
la posibilidad de conceder permiso de salida al recluso, hasta mientras tanto
el Juzgado Militar se pronunciaba sobre su condena, fue respondida por el edil, indicándole; que no existía razón de alarma social en la
localidad, para que Vicente Arribas, pudiera disfrutar de los beneficios
penitenciarios que dispusiera la Autoridad Militar competente. Pero la
burocracia fue más lenta que las duras condiciones carcelarias, la enfermedad y
la desnutrición.
En
referencia al Auto de Acusación, cuantos
le conocieron, siempre dijeron ¡que no pudo ser!, ¡que él era un pobre hombre¡(aquello
que nunca quiso ser su primo Felipe). Pues sería precisamente por eso, es fácil
acusar a quien no sabe ni puede defenderse.
Cuando
fueron a detenerlo, dijo: “Yo voy al
cuartel sin miedo, porque nada he hecho”. “Tú ya no vuelves”, le contestó
su mujer.
Mis abuelos JULIA y VICENTE |
“La
Julia” llevaba razón, Vicente ya no volvió. Eso sí, como ya os he dicho, a su hija,
(mi madre "La Socorro"), no pudieron ni el tiempo ni la tristeza, borrarle el último beso,
que su padre, puso en su mejilla.
NOTA
En
esta historia de perdedores, justo decir, que los supervivientes pasaron a héroes,
pues llevaron sus vidas a un destino, que si no feliz, digamos que fue
amable. De todos, un especial recuerdo en primer lugar a mi bisabuela Dolores,
que fue recogiendo en su humilde casa un nutrido número de nietos, (hijos de
sus hijos detenidos o fallecidos) a los que en algunos casos, tuvo incluso que
mandar a pedir de casa en casa, incluida mi propia madre. Y en segundo lugar a
mi abuela Julia, que quedó viuda con apenas treinta años y cinco hijos, en una
España que se moría de hambre. A los cinco consiguió sacar adelante, con más
amor propio que fuerza, con mucho coraje y escasos medios. Pero, esa, es otra historia.
ACLARACION: He procurado no hacer de juez, solo de “escribidor”. He escrito cuanto me han contado y si alguien quiere aclararme una cuestión o desmentirme otra, aquí ando dispuesto a la escucha, a aumentar los datos, y si fuera preciso, a la corrección. Pero por favor... ¡No matéis al mensajero¡, que ya han sido demasiados los muertos.
Gracias por contar la historia de la familia.
ResponderEliminarHa sido un placer, sobre todo si con ello he conseguido poner algo de luz y acercar a unos y otros.
EliminarHola, Julián. Te escribí hace unos días al correo electrónico, pero no he tenido respuesta. Por favor, ponte en contacto conmigo. Gracias.
ResponderEliminaralarsarr@gmail.com
Soy nieta de Higinia Torres Cano mujer de Rufino Arribas me ha encantado leer la historia. Mi abuela nos conto lo que vivio pero no con tanto detalle..
ResponderEliminarSoy Victoria, nuera de Higinia,y según me contó ella Rufino, mi suegro, llegó al pueblo y preguntó que pasaba porque lo vio revuelto ,y le dijeron que estaban tratando de dar el paseillo al cura. Rufino lo que hizo fue intentar ayudar al cura, fue en busca del cura y se lo trajo a Madrid a su casa,y estuvo allí guardado, hasta que lo pudo refugiar y llevar a un convento. Esto fue en la guerra civil. Al finalizar la guerra, cuando llego la policía preguntando por Rufino,que según en el pueblo el es quien se había llevado al cura,y él contó lo que había hecho y le dijeron que tenia que ir a comisaria,y como no tenia nada que temer porque no había hecho nada, fue allí. Higinia se dedico a buscar al cura, pero el mismo día que dio con él, fueron a la cárcel donde estaba mi suegro. Y al llegar a la cárcel,lo hubieron como tú cuentas, esa misma noche le fusilaron. Dejó una carta para sus hijos diciéndoles que no tuviesen sentimientos de venganza con nadie, que esa injusticia que le había tocado vivir a ellos,seguramente también a otros sólo generaría más odios. Y crecer con odio no era lo que el quería para sus hijos. Eso es lo que me contó mi marido y su madre. Gracias por tu relato y siento que mi marido no esté para leerlo. un saludo
ResponderEliminarLe agradezco la web y respeto la visión que hay en ella, pero me gustaría añadir más datos a su historia, que conozco por la familia del párroco D. Jesús Valencia Martínez. Solo le escribo como información y explicación, porque posiblemente no conozca todos los datos de la historia.
ResponderEliminarSegún tengo entendido, al párroco lo cortando a trozos, cachito a cachito, para convencerle de que renegar de Dios en público, cosa que no quiso hacer. Obligaron a su hermana a presenciar este horror, la cual gritaba horrorizaba cuando veía como cortaban a su hermano, vivo, en trozos, mientras se desangraba. Cuando ya quedaba poco del párroco, le dijeron que se podía ir a casa y, de espaldas, le mataron de un tiro. La hermana nunca recupero una vida normal ni pudo sobreponerse de horror que vivió. En ese horrible día le cambio el pelo y adquirió un tic el resto de su vida.
Es cierto que los que llevaron la iniciativa en el crimen eran personas llegadas de Villarrobledo, pero ayudados por algunas personas del pueblo, el mismo en el que resonaban los gritos de este señor mientras lo despedazaban, sin que ninguno de lo habitantes pudiera o quisiera ayudarle.
Cuando se juzgo, después de la guerra, el crimen del párroco, no se hizo "aleatoriamente", y se identificó a quienes participaron porque había personas en el pueblo que estaban horrorizadas con lo que ocurrió, declararon lo que sabían y acusaron a los responsables.
Cuando se juzgo el suceso del párroco, se aprovecho por parte de los franquistas para hacer una purga en el pueblo, de todo aquel que para ellos eran elementos izquierdistas, simplemente por haber pertenecido durante la II República a la ugt o haberse manifestado a favor. Muchos fueron condenados y ejecutados sin haber tenido que ver nada con ese suceso, y sólo con la acusación de otros vecinos del pueblo que eran afines al nuevo régimen, juzgados en juicios sin garantías, sin poderse defender y sin verdaderas pruebas.
EliminarCuando se juzgo el suceso del párroco, se aprovecho por parte de los franquistas para hacer una purga en el pueblo, de todo aquel que para ellos eran elementos izquierdistas, simplemente por haber pertenecido durante la II República a la ugt o haberse manifestado a favor. Muchos fueron condenados y ejecutados sin haber tenido que ver nada con ese suceso, y sólo con la acusación de otros vecinos del pueblo que eran afines al nuevo régimen, juzgados en juicios sin garantías, sin poderse defender y sin verdaderas pruebas.
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