Si en este siglo XXI, es complicado, a pesar de un mundo, cada vez más estrecho o global, (como a otros les gusta decir), que
cualquier persona, de tierra adentro, acabe “buscándose la vida” en el
mar, imagínense la dificultad de esta
circunstancia algunos siglos antes. Aun así, y ahondando en eso de “buscarse la
vida”, puede ser, que hoy la gente vaya desde cualquier árido poblacho a donde
sea, para ese fin, pero, quinientos años
atrás, la mayoría, se quedaba en el pequeño espacio geográfico que le vio
nacer, viviendo de lo que allí había. Por lo general, el viñador, pasaba la vida en la viña, el montero en el monte, el marinero en el mar.
Por eso, resulta singular, que dos personajes
contemporáneos del siglo XVI, que coincidieron a los órdenes de Felipe II,
tuvieran sobre todo la Mancha como denominador común, uno por nacimiento y otro
por aposento, y encontraran en los mares su razón de vida, contribuyendo a la
grandeza de aquella Armada Española, la envidia del mundo por entonces. Y no lo
hicieron de cualquier forma, ¡¡nada de eso¡¡, lo hicieron a lo grande. Ambos,
Caballeros de la Orden de Santiago, llegaron a ostentar la Capitanía general de
Galeras de España, aunque, con suerte desigual.
Uno nació en Socuéllamos, una localidad al Noreste de
Ciudad Real, el otro, descansa en el
Palacio que mando construir en el entonces Viso del Puerto, hoy Viso del Marques,
una población situada al centro sur de la misma provincia. Y como un capricho
más del destino, uno de ellos, tuvo a sus órdenes en Lepanto (Galera “la
Marquesa”) a un tal Miguel de Cervantes, que perdió en la lucha la movilidad de
un brazo, dejándolo imposibilitado por siempre para el “oficio de la guerra”.
Es de suponer que aquella batalla robó a España un soldado y le regaló un
ilustre escritor, que puso la meseta manchega en el mapa del mundo, esa misma
tierra, lugar común, en la vida de ambos marinos.
ALVARO DE BAZAN Y
GUZMAN
1er. MARQUES DE
SANTA CRUZ ……de Mudela
Nació en Granada, en 1526. Hijo de D. Álvaro de Bazán y Ana de Guzmán familia de buena cuna. La paterna procedente de Navarra, concretamente del Valle del
Batzan, de ahí su apellido, con la
pérdida de la T, habían servido desde antiguo a la Corona Española y obtenido buenas prebendas, lo que hizo, que
su padre Álvaro de Bazán “el viejo”, pudiera comprar algunas villas como la de
Santa Cruz de Múdela y el Viso del Puerto (Muradal) en Ciudad Real,
desconociéndose el porqué de esas compras tan alejadas de la antigua Capital de
los Omeya.
En todo caso, es evidente, que su hijo Álvaro, vivió su infancia y juventud
entre esas posesiones, Granada y el mar. De muy joven, ya marchaba embarcado
con su padre, Almirante de Castilla y prestigioso marino al servicio de Carlos
I. Por tanto, bien apadrinado, hizo pronta carrera en la armada española, interviniendo en
numerosas acciones militares, por tal motivo en 1554, con tan solo 28 años es nombrado
Capitán General de la Armada.
LA BATALLA DE LEPANTO
En su vida de marino, anduvo en constante lucha contra berberiscos y
otomanos, principalmente estos últimos, se habían convertido en el verdadero
azote de Europa. Felipe II, la Roma Papal y Venecia, reunieron una verdadera
flota de más de 200 galeras, denominada
Santa Liga, al mando de Juan de Austria, para enfrentarse a las tropas turcas en
Lepanto, actual Golfo de Corinto (Grecia). Como hombre de confianza, Felipe II,
apadrino a D. Álvaro de Bazán frente a
su hermano quien le puso al mando de 30
galeras, colocándolas en la retaguardia, sabedor de que era un gran estratega.
Y en efecto, supo maniobrar
inteligentemente conforme a las circunstancias de la batalla, que como bien es
sabido se inclinó del lado de las tropas Cristianas. Cinco años después de esta
batalla, a la edad de 50 años, ascendía a Capitán General de las Galeras de
España. Más adelante será nombrado 1er. Marqués de Santa Cruz, por Felipe II a quien de paso, compra la localidad de
Valdepeñas, pasando a ser Señor de esta Villa, y Señor de la villa del Viso.
Quizá sea la de Lepanto la más sonada de las intervenciones de este “marino
manchego” en la historia naval española, pero no fue la única. Muchas fueron
sus victorias, tanto es así, que principalmente ha pasado a la historia, por
ese motivo, “nunca fue vencido”. Y Llevado quizá por éste aura de invencible,
Felipe II, le encomienda la que debía ser su gran empresa, la invasión de Inglaterra.
PREPARATIVOS DE LA ARMADA INVENCIBLE
Motivos había, siendo el capital, los innumerables ataques que sufrían
las embarcaciones españolas cargadas de oro, procedentes de los dominios de
España en América, por parte de barcos ingleses la mayoría de las veces piratas
o soldados disfrazados de estos, a las órdenes de Isabel I, quien para más odio
destinaba una buena parte del botín conseguido a financiar las tropas
flamencas, que luchaban contra los españoles en los Países Bajos. Era una
guerra encubierta por partida doble, contra los dominios hispanos y de paso
contra el Papa Pio V y el catolicismo.
IMAGEN DE FELIPE II. Palacio del Viso del Marques |
De todos es sabido, que la famosa armada fracasó con estrépito, siendo las causas principales, los terribles elementos meteorológicos en que se vio inmersa y sobre todo la nefasta dirección en la estrategia que siguieron las embarcaciones, comandadas por el desmotivado, falto de carácter e inexperto Duque de Medina Sidonia, D. Alonso Pérez de Guzmán. No son pocos, los que dicen, que con Álvaro de Bazán al mando, otra hubiera sido la suerte.
LA IMPRONTA DE ALVARO DE BAZAN
Madrid reconoce a este insigne marino con una estatua en la Plaza de la Villa. Es una figura de gran empaque, que sin embargo a tenor de los cuadros que se conservan con la imagen del Marqués, no parece hacerle justicia física ignorando principalmente la alopecia de nuestro héroe, y por lo tanto uno de sus signos característicos, que le hacen parecerse a cualquier contemporáneo significante.
Granada, le hace su particular y pobre homenaje con un busto en relieve de bronce y latón igualmente de un D. Alvaro desconocido, colocado sobre una pobre lapida de piedra allí donde estuvo la casa que le vio nacer, actual edificio del BBVA, y que lleva escrito “En memoria del insigne granadino Don Álvaro de Bazán, Marqués de Santa Cruz y del Viso, General de la Armada, vencedor en Lepanto, Túnez, las Islas Terceras y Alta Mar.
EL PALACIO DEL VISO DEL MARQUES DE SANTA CRUZ (de Mudela)
Es sin embargo en la Mancha donde su presencia se percibe con la majestuosidad que merece nuestro protagonista. Allí en el Viso del Marques, sigue en pie el Palacio que mando construir y en el descansan sus restos y los de su segunda esposa María de Figueroa. No parece el mejor lugar para que se construyera la “vivienda! un marino, pero pensando que nuestro protagonista paraba poco en ella y sus misiones le llevaban unas veces a las bases de la armada en Cartagena, Cadíz o Lisboa y otras veces a la Corte en Madrid, tener un punto intermedio donde descansar era la mejor opción y además, no olvidemos que esas propiedades ya le vinieron por herencia, solo era cuestión de acomodarse allá donde su padre creyó oportuno comprar haciendas, quizá con la misma idea, un lugar intermedio entre el mar, Granada y Madrid.
ESTATUA ALVARO DE BAZAN Frente al Palacio del Viso |
El Palacio, escoltado con una extraña, pero fidedigna estatua del Marques frente a su fachada, tiene un aspecto sobrio en su exterior. Pero el desencanto del visitante se desvanece nada más cruzar el umbral de su puerta principal. Es un edificio renacentista de innegable influencia italiana lleno principalmente de cuadros y frescos, donde preponderan referencias a las batallas que libró su dueño y alguna estatua, que hace sospechar, cierta megalomanía en aquel marino invencible y no me refiero a la que tiene realizada en el exterior que es muy posterior a las del interior.
El conjunto de la edificación es, sin duda, una auténtica joya urbanística de siglos atrás, perdida en la Mancha, que el actual propietario, también Marqués de Santa Cruz tiene “prestado” a la Marina Española que además de enseñarlo como museo tiene instalado el Archivo Histórico de la Armada y donde en tiempos de "Mili" muchos "enchufados", venían aquí a pasar un año sabático, en la tranquilidad del pueblo.
A cambio, la Marina debe cuidarlo y mantenerlo además de pagar una peseta a sus propietarios por el arrendamiento anual.
Pero ¡ojo¡, no vale una peseta cualquiera¡¡ tiene que ser la de 1953, aquella que era de un billete, con la imagen del propio D. Álvaro de Bazán.
DE LA VIRGEN DEL ROSARIO A LA VIRGEN DEL CARMEN
Pase una jornada entretenida visitando el pueblo y maravillándome del encanto del Palacio, que se usa también como escenario de algunas películas de época. En su capilla, luce imperial una imagen de la Virgen del Rosario, a quien se encomendaban los marinos españoles pues fue nombrada Patrona de la Armada tras la Batalla de Lepanto. Y así siguió hasta 1901 en que por Real Orden es sustituida por la Virgen del Carmen, osea que ésta última, es todavía una advenediza en esto de los milagros a nuestra marina.
LA IGLESIA DE LA ASUNCION Y SU “LAGARTO”
Junto al edificio palaciego, se encuentra la Iglesia del pueblo, anterior en construcción al propio palacio. Era evidente que no podía dejar de visitarla.
Allí nos recibió afable y simpático Don Pedro, un jubilado de labores agrícolas que había ejercido siempre de ayudante del sacristán y allí seguía, manteniendo abierto el templo y a cambio de alguna moneda, teclea pequeñas piezas en un humilde órgano, además de mostrar el famoso “lagarto” que contrasta entre figuras religiosas y que no es otra cosa que un cocodrilo disecado colgado de la pared, que el propio Marques trajo vivo desde alguna de sus aventuras africanas.
AL FONDO-ARRIBA A LA DCHA. "EL LAGARTO" |
la genial idea, de colgarlo,
no pude informarme, pero allí se halla, impertérrito, cual gigante salamanquesa común, a la espera de que se pose en la pared un "insecto de su tamaño", para darle caza.
La Iglesia es de la Asunción, y la virgen que “allí vive” patrona del pueblo es sin embargo La Virgen del Valle. Recordé a mi hermana, del mismo nombre. Vivimos lejos. Era la excusa perfecta para telefonearla y así lo hice de vuelta a casa. Nos alegramos ambos, de sabernos sanos. Pena que para las demostraciones de afecto, empleemos mas cosas, que la propia necesidad de hacerlo.
FRANCISCO DE MENDOZA Y VARGAS “EL
INDIO”
Nació en Socuellamos, en la que era la casa de la Encomienda, probablemente en 1524. Vino al mundo
siendo un aventajado, pues su familia, gozaba ya de los favores de
los reyes desde tiempo inmemorial.
Una de las fachadas de la casa de la ENCOMIENDA |
Fue el segundo de
tres hermanos y es, con permiso de Fernando de Mena, médico de cámara de Felipe
II, a mi consideración, el más egregio personaje nacido en esta localidad, que por el contrario, no goza, del reconocimiento debido. Por no tener,
no tiene, que me conste, ni siquiera una calle. Ha debido entender el alcance
intelectual de la Concejalia de Cultura a lo largo del tiempo que, Pozo Viejo,
Pozo Villa, Molino Quemado, Acequia, Cerramiento, Ucrania, Albania o Arménia
son mejor nombre, que el de su paisano, para nombrar las vías de la localidad. ¡Manda
narices¡. En todo caso, una calle que no estuviera en una buena zona del pueblo, no sería digna de su
abolengo, por tanto, si esto no es posible, mejor seguir ignorándolo.
ANTONIO DE MENDOZA Y PACHECO |
Su padre, Antonio
de Mendoza, era comendador de la localidad, es decir, recaudaba el diezmo de la
producción a los agricultores, para pagar con estos al Rey, a la Iglesia, al Monasterio de Uclés, , al Procurador, al Letrado del pueblo y a él mismo. El buen hacer de este, además de por
varios servicios diplomáticos realizados a Carlos I junto a su capacidad de negociación
y diligencia, le sirvieron para que el monarca le nombrara Virrey en Méjico. Y
allí se fue el progenitor, para hacer carrera en la corte, dejando a su esposa
Catalina de Vargas y sus hijos, (Iñigo, Francisco y Francisca) en la Casa de la
Encomienda.
Fue Bernardino de
Mendoza, adelantado en Granada, insigne marino, quien se hizo cargo de estos,
en ausencia de su hermano Antonio, y los introdujo en la carrera militar.
Peligrosa carrera diría yo. Tanto que en 1557,
su tío y su hermano mayor, morían en la famosa batalla de San Quintín,
(Francia) de buen recuerdo para los españoles, que derrotaron al ejército
francés, pero con un enorme costo en vidas humanas por ambos lados.
VIAJE DE IDA Y VUELTA A LAS AMERICAS
Francisco, que por su estancia en las Américas ha sido
bautizado como “el indio” hizo
fortuna junto a su padre allende los mares y a su regreso, pasa a ser
administrador de las minas de Guadalcanal, en Sevilla, oficio que había
aprendido en las americanas del Potosí. Con lo ahorrado y los ingresos que
seguía obteniendo, en sus nuevos menesteres, y tal como sigue siendo costumbre
en su pueblo, que cuando el agricultor hace dinero, se compra un trozo más de
viña, nuestro protagonista se “compro” dos trozos de Madrid, las localidades de
Estremera y Valdaracete, persiguiendo el título de Marqués. En fin, que los de
Socuéllamos pueden presumir, de que un antepasado suyo, puso una pica en “donde
los señoritos”.
CAPITAN GENERAL DE GALERAS DE ESPAÑA
En 1562 muere su primo Juan Hurtado, hijo de su tío
Bernardino, quien había sido Capitán General de las Galeras de España, título
que pasó a su hijo y con la muerte de este,
heredó Francisco como familiar más cercano. (Así lo tenían acordado los
Mendoza con la monarquía). No obstante, poco le duraría al manchego, tan
destacado nombramiento. Su primera misión, es al año siguiente de conseguir el
cargo.
El rey Felipe II, le manda reunir una escuadra para marchar al puerto de Mazalquivir en Argelia, posesión española a punto de ser tomada por los turcos, y defendida a ultranza por Martín de Córdoba y su grupo de valientes. Francisco de Mendoza llegó en su auxilio apoyado por las galeras de Álvaro de Bazán y Andrea Doria, lo que suponía un conjunto de 4000 soldados y muchos caballeros voluntarios, que derrotaron y pusieron en huida a las huestes turcas.
El rey Felipe II, le manda reunir una escuadra para marchar al puerto de Mazalquivir en Argelia, posesión española a punto de ser tomada por los turcos, y defendida a ultranza por Martín de Córdoba y su grupo de valientes. Francisco de Mendoza llegó en su auxilio apoyado por las galeras de Álvaro de Bazán y Andrea Doria, lo que suponía un conjunto de 4000 soldados y muchos caballeros voluntarios, que derrotaron y pusieron en huida a las huestes turcas.
La siguiente misión, sería la de recuperar el Peñón de Vélez de la
Gomera (Melilla), en manos de turcos y piratas,
pero enfermo de malaria, muere en
marzo de ese mismo año. Algunos textos sitúan su muerte allí, supongo que
embarcado, y otros dicen que fallece en Málaga. En fin, que no indican donde descansan los huesos de tan insigne
Ciudadrealeño, marino para más capricho del destino.
Murió sin descendencia directa, y sus posesiones se fueron perdiendo
entre familias indirectas y subastas públicas. Los Mendoza, que tanto
significaron a lo largo de siglos en España se fueron diluyendo. El que
suscribe, tuvo una secretaria manchega sin título nobiliario, pero con ese
apellido. ¿Sería por este, la enorme nobleza de su carácter?. Seguro que sí,
María José.
LA CASA DE LA ENCOMIENDA O CASA DE LODARES
En
Socuéllamos, aún se mantiene firme la Casa de la Encomienda, y en su fachada
además de los escudos de los Mendoza, hay una placa en piedra que orgullosa, da
fe, de que allí residió el alcarreño Don Antonio de Mendoza, 1er Virrey de
Méjico y 2do., del Perú.
Echo de menos, la contribución cultural del Ayuntamiento,
colocando otra placa de mejor prestancia que la anterior, donde indique, que
allí también nació y vivió su hijo, Francisco de Mendoza, Comendador de
Socuéllamos, Caballero de la orden de Santiago, Protomonarca de Nueva España,
Señor de Estremera y Capitán General de las Galeras de España.
Esta casa del Comendador, más antigua incluso que la
monumental Iglesia de la Asunción, localizada en su frente, está situada en lo que es el casco antiguo del pueblo del
que apenas quedan vestigios.. El ultimo uso estatal que se le dio, fue Cuartel de la Guardia civil y después y hasta hoy es conocida
como la Casa de Lodares, terratenientes de antiguo y benefactores de Socuéllamos, que la adquirieron a
finales del siglo XIX en pública subasta, y quienes la han mantenido realizando reformas a lo largo de los años,
contando con la confianza de dos Socuellaminos enamorados de su historia y el
buen gusto.
El primero de ellos, Lupicinio Morales, virtuoso de la
madera, que paso al servicio de los Señores de Lodares, para embellecer los
aposentos con distintos trabajos en talla y ebanistería y posteriormente su
hijo, Teódulo Morales un octogenario, dicharachero y “puesto” en los avatares
históricos del edificio, en el que habita, ocupando junto a su esposa una parte
de este, y al que dedica en justa correspondencia innumerables desvelos para su
conservación.
CON TEODULO MORALES, EN UNA DE LAS ALAS DE LA CASA CON TRABAJOS DE CARPINTERIA DE SU PADRE LUPICINIO Y UNA REPRODUCCIÓN DE A.de MENDOZA QUE EL AUTOR DEJO SIN TERMINAR. |
PATIO QUE EN LA EPOCA DE MENDOZA ERAN SOLO SOPORTALES AHORA CERRADOS POR VENTANALES Y OBRA EN PRIMER PLANO RESTOS DE LAS COLUMNAS DE ESTOS SOPORTALES. HAY MAS REPARTIDAS POR LA CASA |
Don Teódulo Morales, me recibió amable, sujeto a un pequeño bastón, pues la edad, tiene esas cosas, que va pasando factura. Afortunadamente, aunque su andar es “renqueante” se “apaña” bastante bien y por supuesto su lucidez es cautivadora. Se mostró complacido en enseñar la casa, las modificaciones que esta había sufrido con el tiempo, la cantidad de muebles realizados por su padre y las muchas reformas por el dirigidas, acentuando que siempre fue su preocupación que todo lo cambiado o modificado, conservara el estilo y fuera en lo posible de igual antigüedad a lo sustituido.
Por ello, y supongo que también por empeño de los propietarios la edificación mantiene un aspecto impecable. Su parte externa no ha cambiado desde siglos, y como es de suponer, sí que se han producido cambios en su interior, mejoras para adaptar su habitabilidad, aunque todavía se conservan los anchos muros, partes del suelo y las techumbres con grandes vigas de madera que dieron cobijo a los Mendoza.
Al
DEPOSITOS EN LA PARTE DE ARRIBA |
ENTRADA A LOS POSITOS DE ABAJO Y LAS BODEGAS |
Al final de la visita y a punto de salir a la calle por las portadas del patio donde se ubican los pósitos del cereal, aquellos que guardaban el diezmo recogido al pueblo y que allí siguen siglos después, no quise evitar confesarle a D. Teódulo la envidia por el marco donde vivía;
Es
Ud., un privilegiado, viviendo dentro de la historia, “Si estas paredes hablaran”. Me ofrecí a
sustituirlo, y cuidar la casa cuando él se cansara. Me respondió desde una leve
sonrisa, que los Sres., de Lodares, cuando el salga quizá, ya no
quieran más “inquilinos”. Confiemos que ese día este muy lejano, le
respondí; y cuando llegue, ojala que esta
propiedad caiga en manos que la mimen al menos, la mitad que ud.,
Le saque una sonrisa, al tiempo de un buen apretón de
manos como despedida.
NOTA: Además de a Lupicinio y Teódulo, conocí a
Nacianceno, quien hoy habita aunque ocasionalmente otro edificio de aquel
Socuéllamos del siglo XVI, la llamada Casa de la Inquisición. Creerán que
estuve haciendo un casting de nombres raros, les confieso que no.
NOTA: Si algún curioso o paisano o ambas cosas, desea saber más sobre Fco. de Mendoza, le aconsejo lea el libro que Francisco Javier Escudero Buendía, ha escrito sobre este personaje y de quien en parte, me he servido para escribir al respecto.
NOTA: Si algún curioso o paisano o ambas cosas, desea saber más sobre Fco. de Mendoza, le aconsejo lea el libro que Francisco Javier Escudero Buendía, ha escrito sobre este personaje y de quien en parte, me he servido para escribir al respecto.
Miembro del INTERNACIONAL C.CLUB ANDERMATT
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